Muchos
funcionarios públicos, consideran que al decir “se aceptó a través de
licitación la presente obra pública”, ya no se pueden discutir ni cuestionar,
tales obras comprometidas.
Según
la TGC, si estas licitaciones no se controlan objetivamente, hasta su entrega,
el resultado casi siempre es: puro maquillaje, en perjuicio de los más
necesitados de los servicios públicos, ya sea en educación, salud, seguridad, y
otros menesteres.
Así
por ejemplo, las cárceles en nuestro país, se constituyen en centros de
corrupción directa, en beneficio de los poderes encargados de administrar, todo
lo destinado a los presos. Desde el saqueo de los alimentos, hasta los simples
llamados a la venta, como el hielo, yerba y otros.
Así
se explota la ignorancia en el manejo institucional, en el país. La famosa
promesa de recuperación, cada día es menor. La reincidencia orilla a más del
80% de los presidiarios. Todo por la falta de un buen manejo penal y de
credibilidad de la justicia.
Últimamente
todos los actos, hechos y prácticas de la corrupción, se han ejecutado “transparentemente”,
a través de las licitaciones nacionales o internacionales.
La
corrupción es mundial y globalizada. No conoce fronteras, ni mucho menos
ideología. Todos son medios de recaudar a favor de unos pocos, en perjuicio de
los servicios elementales, anulando todo atisbo de progreso.
La
corrupción se combate en los países desarrollados y serios, porque saben el
daño y el fraude que trae al país: Adueñándose de la política y sus actores,
cuya consecuencia directa es la injusticia.
Estos
países adelantados, no toleran la ignorancia y la ocultación y castigan
ejemplarmente, si llegan a descubrir las licitaciones amañadas, encubiertas en
los pliegos.
Ocurre
todo lo contrario en Paraguay, a veces el empedrado es más caro que el asfalto;
o los repuestos de un avión, son más costosos que comprar una nueva unidad. En fin,
hablar de licitación en nuestra democracia es buscar “quién da más”. Así se
manejan la ignorancia y la corrupción.
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