El
susto de la gente sigue igual. Al nombrarle a la corrupción, no dejan terminar
una frase y te dicen:
—“Aquí
en el país, la corrupción es la que manda”.
Según
la TGC, la injusticia, es el vicio y la ignorancia, cuyos responsables son los
encargados de los poderes. Esta es la parte obscura de la democracia; si
miramos solamente el interés de servirnos del sistema. Nos encontramos
desprotegidos ante la realidad de los hechos, actos y prácticas de la
corrupción sistémica imperante.
La
idea de “facilismo”, afecta la percepción de la gente, que teme vivir
democráticamente. Mientras tanto, otros utilizan esta confusión, para su
beneficio personal y social, a través de la politiquería, haciendo promesas a
la gente.
La
corrupción, cuyo elemento es la ignorancia en la ocultación, a través de los
poderes, hace estragos en el diario vivir de las instituciones públicas.
La
gente ama la democracia: Pero los funcionarios públicos, que están al servicio,
justamente, de la administración de justicia, están demostrando la ignorancia
interpretativa, en contra de los abogados del Este. Según informaciones del cuarto poder.
La
famosa promesa de seguridad, al pueblo, sigue atemorizando a la gente; al ver
todo lo contrario en el diario vivir, en toda la República.
Nos
damos cuenta que a la corrupción, es muy difícil enfrentar, con promesas y
recomendaciones éticas o subjetivas.
Esto
seguirá así, mientras la gente no comprenda esta realidad: Que la corrupción es
un hecho, acto o práctica, consumado, en detrimento del mismo Estado, a través
de un sistema de poder, que utiliza la ignorancia y la ocultación, para obtener
sus objetivos.
Hoy se
conocen nuevos imputados, por hechos, actos y prácticas, presumiblemente
cometidas, por representantes del pueblo, hoy en el poder.
El
pueblo, la gente; en los mercados, balnearios y terminales, sonríe al saber y
comentar, de las millonarias travesuras de sus representantes; pero te dicen:
—“Ahora
tenemos que unirnos contra la suba del pasaje. Pedir al gobierno que le cobre a
estos corruptos”.
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