—La política subyuga a una
persona. La atrapa en sus propias necesidades, por pretender hacer algo más a
favor de los otros. Esta forma de ser y existir, de a poco va quitando hasta
profesionalismo a las personas, aquellas que pretenden practicar la buena
política, perdiendo el deseo mismo de lo material, para pensar en la virtud y
en el cómo curar las enfermedades sociales.
—Y otra realidad importante:
La ciudadanía pide, hoy en día, la participación activa con sus representantes.
Debo ser sincero: Me doy cuenta que este pedido de los ciudadanos, fue, tal vez,
el motivo para generar la explotación a través de los medios masivos de
comunicación, en todo el mundo, y por supuesto, en Paraguay, para crear con esa
idea los políticos comerciantes, generando el mercantilismo político. La
política de la conveniencia. La política falsa.
—Eso es precisamente lo que
nuestra doctrina, curacionista nacional, trata de curar, para devolver el valor
al paraguayo, haciendo la verdadera política, luchando contra el mal número uno
y mayor flagelo mundial, que es la corrupción.
—Esta forma de practicar la
política me dio una linda experiencia.
—Una mañana, una señora llegó
a mi casa y me dijo: -“¡Vos te vas a
candidatar a presidente, pero si vos no sos platudo ni millonario…como vas a
hacer! -Y así, fue citándome mis propias necesidades y flaquezas. Que
primero tengo que satisfacer todas mis propias necesidades, para luego
pretender ser candidato. Pero, de repente, recordando el motivo de su visita,
paró su amonestación y me dijo: - “Eh,
doctor Blanco León, ¿será que me podés prestar diez mil guaraníes, si tenés?
— ¡Simpática!, dije, dentro
mío. Primero me pinta mi necesidad y luego me quiere sobornar. Cómo si de esa
forma le haré callar sus sandeces. Pero fui frágil y solidario, le dí lo poco
que tenía.
—Al día siguiente, la misma
señora aparece más temprano todavía. Repitiendo su discurso, un golpe tras
otro. En esa oportunidad le dije:
— “Mire señora, hoy no tengo
ni para mi pasaje del día”- Duro revés se la llevó entonces la vieja
antojadiza.
—Así somos, a veces, los
paraguayos, cruzamos la frontera de la realidad y vivimos ajenos a cualquier
civilización, y pensamos sacar ventaja de la política de usura propuesta por
los políticos de comercio, para decir luego, a todo volumen, en los ómnibus
chatarra, que tenemos éxito político y social.
—Es importante tener en cuenta
en la doctrina curacionista, que la lucha anticorrupción no es una lucha
solamente contra los delitos de índole económica o de administración pública.
Es más que eso. Es la lucha que determina el grado de desarrollo que tendrá una
nación. Y es y debe ser motivo esencial, para la existencia y la acción de los
estados modernos, que deben encontrar la raíz fundamental de su derecho y de su
política, en la disminución progresiva del flagelo de la corrupción.
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