Un
parroquiano del Alto Paraná me decía: “La gente no sabe, si la política sirve a
la población o simplemente a una familia, amigos o clanes del país”
Según
la TGC, al desconocer su valor la ciudadanía, se fomenta la ignorancia en la
ocultación de los poderes. Esta costumbre confunde y hace perder la identidad a
los ciudadanos; más aún en las fronteras, donde el intercambio es siempre
creciente, y es la fuente de recaudación principal de los propulsores y
difusores de toda corrupción sistémica.
La gran
batalla en toda democracia, está en tratar de buscar la verdad, sin usar la
fuerza, a la hora de exponer, recomendar u obligar a seguir tal o cual
principio ideológico social.
Últimamente,
gracias al cuarto poder, conocemos montos y nombre de quienes son imputados en
la práctica, hechos y actos de corrupción sistémica en todo el país.
Esta
democracia participativa, en un Estado de derecho con libertad, va llevando la
claridad, la libertad y la virtud, necesario para bajar la gran corrupción;
flagelo no solo de Paraguay, sino de todo Latinoamérica.
Los
lugareños del Alto Paraná se dan cuenta, que los propulsores y difusores
utilizan la política, a través de la politiquería, beneficiándose con los
bienes públicos. La corrupción sistémica ha llegado copando, todos los
emprendimientos públicos y sociales. Volviendo así, al ciudadano, mendigo de su
propio país. Toda una herencia de las democracias bananeras, cuyos exponentes
siguen acomodándose en toda la Región.
Paraguay,
uno de los países de mayor abundancia en producción de emprendimientos
hidroeléctricos; no tiene disponibilidad inmediata, para que sus pobladores
campesinos, principalmente, utilicen la energía sobrante. Por ende el precio
resulta muy elevado para su uso casero, en chacras así como en zonas urbanas.
Sin contar con la precariedad en instalaciones y extensiones, que se proveen a
los usuarios paraguayos. Quedando así, todos los privilegios a los vecinos
condóminos, más desarrollados y democráticos de boca: Donde sus ciudadanos ya
comienzan a manifestarse, contra el abuso de poder y todo tipo de corrupción
sistémica, en los grandes negocios de ‘frontera’.
Es hora
que la administración de justicia sea saneada, para disminuir la influencia de
los propulsores y difusores de la corrupción sistémica a nivel nacional.
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