Con
razón los paraguayos somos tildados de ser los más ilusos, en toda Latinoamérica:
Estamos prestos a escuchar las ‘buenas intenciones regionales’, de la
democracia con corrupción sistémica; pero a voluntad de los vecinos
expoliadores.
Según
la TGC, la ignorancia en la ocultación del poder, debe bajar, para que toda
sociedad progrese. Aquí las buenas intenciones, en éste ‘cónclave’ político,
resuelve que se debe ‘luchar contra la pobreza’. Olvidando que la misma es
consecuencia directa, de la corrupción sistémica promovida como dogma económico
en toda América.
También
hay otros ilusos que creen y dicen: “La pobreza es por causa de la ideología”.
Nada más falso, que ya no puede ser aceptado, al hallarse un estudio científico
de la corrupción. Pese a contar con la Teoría General de la Corrupción (TGC),
sigue sin poder difundirse este conocimiento a todos.
Desarrollemos
una hipótesis: ‘Si en un país hay trabajo y emprendimientos, en cada rubro de
la industria; pero manejados por la ignorancia y la corrupción sistémica, ese
pueblo será el más pobre y esclavizado del mundo’.
Además
contamos con ejemplos actuales, de este tipo de “Estado”; donde todo es “orden
y trabajo”; en detrimento del ser humano, esclavo y escudo, obligado a sufrir y
construir sin otro perfil más que el económico. La libertad no existe en tal
situación, pero si abunda la explotación laboral. Eso es corrupción sistémica,
bajo lineamientos económicos.
Ni
hablar de la virtud carente; salvo a favor del grupo de poder llamado a hacer
callar y ordenar.
A
nosotros los paraguayos estas intenciones, donde debemos pagar una vez más,
todos los gastos lícitos que implica, acontecimiento de tal magnitud
internacional, solo nos sirven para amortiguar un poco la carga al vecino ‘más
grande del mundo”. Su inestabilidad por el mundial, promocionando centros
turísticos de los ricos; vida dura y seca, para los paupérrimos pobladores,
indígenas y campesinos. Ante un pueblo impotente frente a la realidad.
Al
tener esta pequeña visión nos damos cuenta que la corrupción sistémica, es el
factor número uno de todos los males de Latinoamérica; tan rica en recursos naturales,
pero manejados por los intereses globales. Ignorancia y corrupción sistémica,
bases de la injusticia, no se solucionan con buenas intenciones, de
funcionarios públicos con vacaciones exóticas pagadas. Nuestro país lo sabe
bien.
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