Tenemos a la vista la impunidad, en manos de
la corrupción sistémica, que domina las obras públicas de nuestro país.
Para configurarse como sistema, se debe tener
un objetivo, movido por unos sujetos, y conseguir la ignorancia de la ley en
beneficio de los participantes.
Al obtener ese concurso o acuerdo, entre los
componentes del sistema, actúa en ocultación del proceso, coadyuvando los
poderes, en busca de impunidad ante la sociedad.
No es otra cosa que la demostración práctica
de la injusticia, que según la TGC ,
equivale a vicio e ignorancia, igual a corrupción, que solo puede corregir y
disminuir el Derecho, aplicando sabiduría y virtud, para dar como resultante la
justicia.
La carencia de una buena interpretación, basta
para dejar impune a estos irresponsables del perjuicio al erario público, cuya
cuantía, a veces, equivale a mantener durante un año un hospital nacional. Los
culpables, algunos recubiertos en sus fueros, otros libres de toda
responsabilidad, por el incumplimiento de lo que dispone la Constitución para
estos casos. Pero todos dicen luchar contra la corrupción.
También existen grandes interesados, en cortar
esta libertad de conocimiento para conseguir más fácilmente la impunidad en el
país, restringiendo la información y coartando el diálogo, que es lo único que
protege y ayuda a un Estado de Derecho en democracia.
Si logran restringir la información, comenzará
un retroceso en todo, principalmente en la intención de disminuir la gran
corrupción sistémica, cuyo enemigo mortal es, justamente, la información sobre
el manejo del Estado, por parte de nuestros funcionarios públicos y su
accionar. Todo en beneficio del bien común, respetando la equidad y la justicia
social, según nuestro sistema constitucional, tan aplaudido últimamente en todo
el mundo, al demostrar que cualquier dificultad es posible de superar si
disminuimos el flagelo número uno de la humanidad.