Según la teoría general de la corrupción (TGC), la corrupción solo se puede diminuir bajando los niveles de ignorancia, porque ésta es elemento de todo sistema corrupto. Esta ignorancia es tan bien utilizada en nuestro país, con el peculiar “ñembotavy”.Asusta saber nuestra identidad en el mundo; nuestro enemigo común en Paraguay es la corrupción.
Paraguay, un país tan rico en recursos naturales que siempre fue devastado, en perjuicio de la propia población, obstáculos hasta hoy insuperables por la ignorancia y la corrupción sistémica, tan utilizadas por la politiquería, como medio de
acción, que el pueblo ahora, gracias al Estado de Derecho, con libertad de acción y pensamiento, lo empieza a comprender. Porque ya quiere liberarse de ese mote de “país más corrupto”.
Según la
teoría general de la corrupción (TGC), la corrupción solo se puede diminuir
bajando los niveles de ignorancia, porque ésta es elemento de todo sistema
corrupto. Esta ignorancia es tan bien utilizada en nuestro país, con el
peculiar “ñembotavy”.
Nos gusta
idear pero no somos perseverantes, para superar los obstáculos, fácilmente
perdemos la fe, queriendo confundir, si no sabemos la verdad con tal de seguir
afirmando un punto de vista.
Hoy ya no
hay duda en el país, de que el mal número uno es la corrupción, y que solo
podemos disminuirla con mecanismos nuevos y hasta con principios de ciencia, ya
que la percepción siempre la aumenta; la ética subjetiva es de alcance parcial
contra el flagelo.
Es el
derecho, con principios y conocimiento, basados en la verdad y la realidad, el
único camino para superar este flagelo tan temible para la humanidad.
Hoy somos
conocidos como el país más corrupto de América, tal vez sin merecer, pero como
la percepción se basa en la opinión, que es mitad verdad y mitad mentira, lo
terminamos pagando todos los paraguayos.
Paraguay,
un país tan rico en recursos naturales que siempre fue devastado, en perjuicio
de la propia población, obstáculos hasta hoy insuperables por la ignorancia y
la corrupción sistémica, tan utilizadas por la politiquería, como medio de
acción, que el pueblo ahora, gracias al Estado de Derecho, con libertad de
acción y pensamiento, lo empieza a comprender. Porque ya quiere liberarse de
ese mote de “país más corrupto”.
Hasta hoy,
sufriendo la dura realidad de una economía de Estado, pero sin bien común; que
prioriza los intereses de “empresas” amigas y de claques, antes que el de su
propio pueblo elector.