La salud
debe ser una de las cosas que menos le preocupa al paraguayo. “Al hospital se
llega para morir”, es la idea de la generalidad; un tanto despectivo y muy
doloroso, pero el paraguayo es muy certero sobre su realidad. Ante el mundo,
maneja y especula sobre la corrupción sistémica y la imposibilidad de vencer a
este flagelo universal.
Hoy está a
la vista de todos, según informe del nuevo gobierno, de que el 33 % del
funcionariado público de la salud, son burócratas, oficinistas; solo el 11 %
son los verdaderos trabajadores de la salud, mal pagados y muy maltratados. A
esto se le deben agregar nosocomios saturados, en todos los órdenes: edificios
mal construidos y descuidados, informalidad registral de pacientes, carencia de
insumos y medicinas suficientes.
Estas
realidades siempre se mantuvieron en secreto, pasando informes falsos. Ahora
con la preocupación del nuevo gobierno, la cuestión sale a luz, al o estar a la
orden de los amigos el Ministro. Así es como comienza a contar la verdad,
amparado por un Estado de Derecho en libertad, para justificar el camino
correcto de una democracia participativa ante el pueblo; sosteniendo tal vez,
de esa forma una Constitución social y humanista.
Hacer
cumplir y cumplir la ley en el país, siempre fue difícil, ya que nos conocemos
todos y éste es el país de los amigos y parientes, caldo de cultivo especial de
la corrupción sistémica, tan bien manejada por los partidos tradicionales,
hasta la llegada de este “viento de democracia” que hoy, con libertad de acción
e idea, está levantando la conciencia de buscar superar y disminuir la
corrupción.
Nos
preocupamos mucho de los países más adelantados, mientras abandonamos a
nuestros profesores y esperamos que renuncien a sus propios derechos laborales,
en nombre de un supuesto “bien común”.
La opinión
pública vive manoseada, comercialmente, confundiendo a todos, en nombre de
proyectos que nunca se cumplieron. Desaparecieron como por arte de magia,
incluso los que se han presupuestado, en manos de la corrupción sistémica
arrolladora sin igual.