La gran
corrupción la manejan personas altamente preparadas, que se encuentran en el
tercer grado de la ignorancia, por lo tanto, el deseo de prometer, de que los
técnicos son los encargados, de disminuir el flagelo de la corrupción
sistémica, es el resultado de no conocer.
Justamente
la TGC nos
permite separar las dos clases de corrupción, bien diferentes en toda sociedad.
Que es lo que, justamente, los tecnócratas deben manejar a la perfección, para
no caer en el sistema corrupto, ya impuesto, mucho tiempo antes de que el mismo
haya tomado el cargo.
La poca
actividad política, los hace, normalmente, presa más fácil de la corrupción.
Hasta hoy solo conocida por los resultados y la percepción; pero, que es un
principio de ciencia, madre de todos los males y, al mismo tiempo, el inicio de
la esperanza para el progreso de las naciones.
En la
lucha entre tecnócratas y políticos verdaderos, siempre, llevan las de perder
los primeros, en razón de que los mismos solo se especializan en un área; por
el contrario, los auténticos políticos, deben estar preparados para solucionar
todo cuanto surge, para el logro de los objetivos de su política de Estado y
sociedad.
Pero, la
otra realidad que no se quiere comprender, es que, a la corrupción, no le
interesa ni uno ni otro en la civilización.
El mundo
moderno ha puesto en manos de políticos de facto a los tecnócratas,
pretendiendo suplir su desconocimiento real de la política, como dirigente.
Esta misma
cuestión hoy ocurre con los nombrados, a quienes, apresuradamente, se los
denomina tecnócratas, pensando sus contratistas que ellos son capaces de
solucionar lo que los políticos no han podido resolver, para el bien de la
nación.
Nuestro
problema no es la falta de trabajo ni la seguridad, sino la corrupción
sistémica, que ningún técnico ni político puede disminuir, si no aplica otro
sistema; lo que hasta hoy no se ha enseñado en ninguna universidad del mundo.
Lo cierto es que nosotros tenemos la vacuna ante el flagelo, que tanto daño ha causado
al mundo.
La
libertad en un Estado de derecho nos permite dialogar a través de ideas claras,
para ser capaces de ir preparando la comprensión, el saber y la enseñanza, como
únicos medios para disminuir esta peste social, tan fulminante para todo país,
que no hace distinción de ideología política alguna, que es la corrupción
sistémica.