Muchos opinan “que la democracia no
hizo desaparecer la corrupción sistémica en la familia paraguaya”; al contrario,
según los totalitaristas aprendices de dictador, ha empeorado la vida nacional.
Según la TGC, la democracia verdadera
es el único camino, para ir bajando paulatinamente los niveles, de este flagelo
de escala mundial.
A tanto hemos llegado, en el campo
de la “corrupción sistémica”, que los paraguayos, en nuestro desconocimiento,
hemos estado creyendo que éramos los más corruptos de latino América, por una
sencilla razón: una encuesta callejera interesada y movida, por los
expoliadores de nuestras riquezas.
Otros, ausentes de lectura, que
viven repitiendo como loritos, sin ser capaces de razonar y tratar de enseñar
la verdad, de modo a que, la democracia pueda ser entendida por la mayoría. En
vez de eso, se pasan especulando, sobre la continuación de la cadena corrupta
de la democracia “bananera” en la Región.
Hay temor todavía en las familias
paraguayas; es comprensible, por la carencia absoluta de enseñanza y la inmensa
riqueza, que maneja la nación paraguaya: al tener dos hidroeléctricas, que se
encuentran entre las más grandes del mundo; que aún, entregan, a vil precio su
producción, con la colusión de los politiqueros de turno. Además de otros
deseosos de volver a entregar, ab initio,
nuestros recursos; a causa de un pueblo dormido, a base de
fuerza y amenaza de políticos falsos, que siguen lucrando a costa del pueblo.
Da gusto vivir bien, pero la nación
es prioridad. La verdadera democracia, que hoy estamos viviendo, en libertad de
acción y pensamiento, con un Estado de derecho.
Familias paraguayas: Debemos
defender y amar la democracia, enseñando a nuestros hermanos, paraguayos del
campo; para ir superando día a día, la corrupción sistémica y la ignorancia, en
la ocultación del sistema de poder.
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