La
idiotización de la política, a través del fanatismo; sin conocimiento, resulta el
mejor caldo de cultivo, para la ignorancia en la corrupción sistémica.
Según
la TGC, todo Estado gobernado por un poder constitucional, tiene siempre su
contrapartida de “ignorancia”, entendida ésta, como un elemento jurídico de
análisis y descripción de la realidad social.
Aquí en Paraguay, nos sobran
ejemplos. El manejo de nuestras hidroeléctricas es uno de ellos. A nivel
regional, nos dejamos llevar por la politiquería; manejada en absoluta
ocultación y alteración de los principios jurídicos, olvidando nuestra
condición de socio paritario. No hacemos valer nuestra posición mundial, como
uno de los mayores productores de energía eléctrica.
Si nuestro más grande vecino,
está vendiendo la energía, a 308 dólares por megavatios-hora; ¿cuál sería la razón objetiva, para que
nosotros, los más necesitados del Mercosur, la regalemos a 62 $ MW/h, a los
inversionistas y a los propios pares del bloque Regional?
Ante esta circunstancia, solo
observemos a Chile, país respetable, que aún, en términos más accesibles, la
está vendiendo a 125 $ MW/h. ¿Acaso no es justo pedir, que se halle un
precio único del bien en cuestión, a nivel Mercosur? Así, por lo menos, se
intentaría cierta clase de equilibrio, que favorezca a nuestra aún escuálida
posición continental. Si es que la oleada integracionista, realmente busca el
progreso de toda Latinoamérica, y no la creación de un nuevo imperialismo,
fáctico, en el Cono Sur. Enarbolando una supuesta democracia participativa y el
sueño “bolivariano”, de ver dos Américas, grandes y sin corrupción sistémica;
que está matando a nuestra población, unidos por la ignorancia y el fanatismo.
Comprando conciencias, para luego esclavizarlas económicamente.
Es la típica democracia
bananera, de boca, pero sin sustento jurídico. La claridad, la libertad y la
virtud, son los únicos medios, para superar, de a poco, a la corrupción, que es
pan y vida de todas las naciones; que cual hostia, se reverencia en los poderes
públicos y fácticos. Alzados por la ignorancia y la ocultación, de primacía en
la política criolla: la politiquería barata. De promesas, sin fundamento ni
doctrina a seguir; sin principios de justicia, que debería ser la primera meta,
de toda República o nación, que verdaderamente luche por la democracia sin
corrupción.
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