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Sobre la corrupción y los intereses nacionales(2)

De tanto en tanto, un parroquiano del Bañado Sur me decía, en tono de segunda: “La historia nos permite recordar y comparar; entre lo que fue un primer mandatario del ayer, y uno que actualmente ejerce la jefatura de la República…”

A esto le contesté, “que los intereses nacionales, siempre están  primero; se debe tratar de hacer comprender a la generalidad del pueblo, sobre su defensa, ante los embates diarios de la corrupción sistémica”.

El “Doctor Francia”, tuvo como visitante, en cierta ocasión, al abuelo del luego célebre “Correia da Cámara”. Por tan ilustre visita, el Dictador, mandó preparar una velada típica.
Durante la misma, al señor, huésped, le comenzó a interesar una de las bailarinas. Por tal motivo, le preguntó al Perpetuo, si podía pasar con la misma a su aposento.

El gran “Karaí Guasú”, al instante le contestó, que “él no era caficho, para vender a su propia conciudadana. Que correspondía a “vuestra merced” conquistarla; ante eso, no habría oposición suya.

Según la “Teoría General de la Corrupción” (TGC), la interpretación corresponde al tercer grado de la ignorancia. Por eso, es muy utilizada en la estructura del poder.

Nuestra democracia fue condimentada, recientemente, con una muy poco feliz y desatinada expresión, donde se pide el “uso y abuso del Paraguay”. Una expresión cruda, que representa y ha representado, la historia de gobiernos contaminados por la corrupción sistémica. Que, desde la Guerra Grande, vienen constituyéndose en simples, capataces, capangas, ordenanzas y cafichos, que rifan al mejor postor los bienes y los trabajadores de nuestra patria. Esa fue la manera como siempre se ha ganado posicionamiento político, en la politiquería: empeñando las riquezas y la moral del país.

Por algo, no resulta ser un artilugio jurídico, sino una plena sabiduría legal, las incompatibilidades expresas y taxativas que establece la Constitución Nacional, para el ejercicio de cualquier cargo público electivo. Con mayor razón, la de la primera Magistratura; sitio en el que naturalmente, los intereses particulares, “consolidados en el mundo empresarial y comercial”, chocarán, inexorablemente, cual meteoros en el espacio, con los intereses del Estado; tratando de evitar su desintegración mutua.
La historia patria, nos relata detallados recuerdos de personas, que han confundido la extensión del país, con la de su peculio material propio. Y que, hasta hoy, lo siguen haciendo, al amparo de la corrupción sistémica. Esto es lo que maneja como “gran estrategia”, la diplomacia de nuestros socios mercosurianos, para seguir expoliándonos en las hidroeléctricas.

La libertad, de ideas y de expresión, permite al pueblo en general, conocer, entender y enseñar sobre la realidad nacional por medio de la propia bocaza de los administradores del poder de turno, criados bajo las pompas y circunstancias, del poder omnímodo y del silencio entorpecedor.

Tampoco faltan los lacayos, politiqueros y oportunistas, que tratan de justificar, las graves faltas cometidas contra el pueblo y los intereses nacionales.

Nuestro país fue la Primera República de Sudamérica; además de ser, una de las primeras naciones que se opuso a la esclavitud y a la trata de personas, con fines de esclavitud.

Hay tanta verdad, en lo dicho por este parroquiano en el Bañado Sur, así como en el desliz de nuestro presidente.

Pero, es gracias al Estado de derecho, vigente, que pudimos acceder a lo “dicho y tratado” en esas reuniones, de carácter gravitante para los destinos del país. Es gracias a la democracia, que se pueden identificar a los promotores de estas “reuniones internacionales”. Pese a que, quien sabe porqué, la prensa paraguaya no fue invitada. Tal vez, porque no se iba a hablar ni en castellano ni en guaraní, nuestros idiomas oficiales.


Pero la prensa ya no tiene fronteras, su misión es informar la verdad. Mientras, la corrupción sistémica sigue su acción de recaudar a como dé lugar; sin importarle raza, religión o ideología; mucho menos, preocuparse por los intereses nacionales. 

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