La corrupción y los
operadores
Este
es un principio de ciencia, que se desarrolla, a través de operadores, en todos
los niveles; en toda sociedad; del mundo desarrollado o del subdesarrollado.
Sin importar el sistema político instaurado; ni la raza, ni la religión, ni el
sexo.
Según
la TGC, queda demostrado últimamente, que los países más desarrollados son los
más preocupados por disminuir este flagelo.
Sin
embargo, en países como el nuestro, la corrupción sigue siendo sinónimo de
operador político: que usan la visa de legalidad, ante una ciudadanía hasta
hoy, confundida para usar bien, un sistema democrático participativo, de
carácter eminentemente social y humanista.
Pese
a todo, se debe seguir buscando elevar la conciencia colectiva del pueblo.
Estos
“operadores”, utilizan la estructura del poder, para lograr sus objetivos
económicos personales, a costa del propio Estado; cuyo depositario final es el
pueblo y su imposibilidad de progresar.
Si
no se disminuye el flagelo, de la corrupción sistémica, la política seguirá
siendo una actividad de mensajeros y chismosos; un oficio de segunda mano,
donde, ni por acaso, puede primar la vigencia del Estado de derecho, sino el
simple interés económico circunstancial de los patrones de los operadores de turno.
La
aparición de leyes contradictorias es lo más común, en manos de estos
operadores, avenidos en representantes electos; así como la interpretación
tendenciosa, de los encargados de la administración de justicia. Dejando de
lado el verdadero ideal de justicia, confundiendo a la gente; primando el vicio
y la ignorancia, para servir de bocadillo del cuarto poder.
La
democracia, con libertad, claridad y virtud, exige responsabilidad a todos los
ciudadanos; el fiel cumplimiento a favor de todos, procurando disminuir
paulatinamente la corrupción sistémica. Exigiendo a los políticos, a nuestros
representantes, así como a los magistrados.
Si
estos personajes, operadores, no tratan de controlar y pedir el cese del abuso,
en todos los órdenes; seguiremos aguantando; no solo el aumento de los precios,
de los productos de primera necesidad, sino además el incumplimiento de los
contratos preestablecidos, en nombre del pueblo paraguayo.
Hoy,
si recuperamos esas pérdidas, de manos de estos operadores políticos, la patria
tendrá un nuevo renacer. Con fe en sus gobernantes, para lograr levantar vuelo
hacia el progreso social verdadero, sin ignorancia en la obscuridad del poder.
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