Me decía un parroquiano del Bañado: “¿Qué pasó de la
promoción de los títulos, de “garaje y pizarrón”, que tanto abundan…?”. A lo
que le contesté, sobre la importancia del Estado, para ir controlando, estas
instituciones de promoción universitaria. A fin de evitar fraudes en los
títulos.
—“Pero si eso se hace, hasta algunos que tienen altos
cargos, en los Ministerios, perderán sus puestos…”
Tal vez, siempre la claridad y la exigencia a cumplir
obligan.
Según la TGC, la proliferación de títulos
universitarios, aumenta el presupuesto y no disminuye la ignorancia, en la
obscuridad.
La facilidad en la creación de casas de estudio, está
consumida por prácticas, hechos y actos de corrupción sistémica; en toda la
República.
Si no se tiene una política clara, para mejorar en todos
los aspectos educativos, difícilmente los egresados, futuros profesionales,
tendrán consideración en el país.
Hablar de formación resulta un tanto difícil, en todo
el país, ya que las escuelas están muy abandonadas. Sin que el sistema de
control y mantenimiento, sea entregado, de una vez por todas, a las
municipalidades, las cuales, al no ocuparse de esa importante función, desvían
sus reales objetivos como gobierno distrital.
Nuestra democracia está queriendo salir del “garaje y
el pizarrón”, donde se había atrapado por la ignorancia y la corrupción
impuesta, por la clase política y sus “filiales” empresariales.
Los resultados están a la vista: siderales sumas, de
fraude al Estado, en las distintas instituciones públicas y binacionales. La formación
de garaje y pizarrón, sigue haciendo estragos, para beneficio de la corrupción
sistémica política.
Se ha denunciado mucho últimamente; veremos si la administración
encargada, hace cumplir la ley y consigue, en parte, la devolución de lo
desviado. Parando de esa forma, tal vez, la suba constante de los productos y
servicios, a favor de la población.
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