La
acomodación, en la cadena viciosa del poder, por parte de la gran corrupción en
los países, subdesarrollados principalmente, juega un papel casi imposible de
anular; sin cortar el cordón umbilical, de la corrupción sistémica que alimenta
al poder político, dentro de una estructura del estado.
Según
la TGC, el poder aporta la estructura necesaria, para que el sistema se
desarrolle; para que ocurran los hechos, actos y prácticas de corrupción.
Esta
realidad puede resultar pesada, para todo funcionario público; que haya
considerado que su ética, personal, le permitiría contrarrestar este flagelo.
Principalmente, si siempre trató de cumplir con respeto sus funciones, ante la
sociedad.
Aquí
nos damos cuenta, cuál es la función real de la estructura, cuando es utilizada
por los viciosos, repetitivamente, a voluntad, dentro del poder, en perjuicio
del Estado. El poder como parte estática, dominado por la dinámica de la
ignorancia, en todos sus grados, según la conveniencia.
Al
tener esta realidad, la prensa informa que, normalmente la corrupción tiene sus
herederos en la sociedad; una especie de legatarios, que se encargan de
continuar con los procedimientos establecidos, en el sistema corrupto.
Es
por esto que, algunos gobernantes y funcionarios, que prometieron anular a este
flagelo de la corrupción, terminan conviviendo con él. Al salir del poder, en
la sumatoria, se los clasifica como los peores, en la lucha contra este mal:
que nos ubica en Latinoamérica, como los campeones.
Si
bien el cuarto poder, ayuda a conocer la verdad en la democracia, si hay
libertad; resta explicar la gran responsabilidad, de ir disminuyendo la cadena
viciosa: reclamando la buena aplicación del derecho, único capaz de ir
mejorando la política y sus actores en la sociedad.
Somos
un tanto renuentes al desarrollo y a los conocimientos; tal vez como una
reacción defensiva, después de los muchos perjuicios sufridos; luego de las
promesas de solución, por parte de generaciones de politiqueros, en toda la
geografía nacional. Ingenuos también ellos, al pensar que se podía explicar y
aplicar la política, olvidando que la corrupción es la madre del poder.
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