El sistema perfecto
“Se formó el cuadrilátero de la corrupción sistémica”, aseveraba un parroquiano de Alberdi.
Según la TGC, el poder y la ignorancia hacen a la corrupción un sistema. Por eso decimos que la civilización no puede vivir sin poder, del tipo que fuera; poco interesa, parecería, el modo de lograrlo, sin embargo, al pasar
los meses y años en la administración de
gobierno, se manifiestan los primeros síntomas que delatan el camino
escogido por sus actores para obtenerlo.
“Esta claridad
duele, porque ahora no se puede negar que en todo momento se forma un cuadrilátero perfecto ante el pueblo”,
reflexionaba el alberdeño.
Los procesos
“Cada funcionario
cumple un perfil de actitudes, en la
parte de la justicia; comúnmente tenemos jueces,
fiscales, defensores y acusados”, explicaba el ciudadano.
Se debe distinguir muy bien la función de los jueces y fiscales; uno y otro, se mueven según la gracia
que tenga la materia prima. Mientras que el
defensor, puede olvidarse de algunos
truquitos, dejando al acusado a merced del “tirano”.
Este sistema
figura a la vista del pueblo, sea en democracia
o tiranía, todo movido económicamente,
y a veces hasta se utiliza, para promover política
de reelección a un cargo, siguiendo con este concepto, hasta para permitir
la continuidad en los cargos a los
indiciados.
Populismo de capital
mixto
“Mientras, el país
aumentó la carga de los intereses a pagar a la espalda del pueblo, seguimos agrandando la deuda púbica, por medio de promesas
y propaganda”, concluía el sureño.
Este capitalismo
populista en manos de unos pocos, lleva a la hambruna de muchos, sin saber siquiera
distinguir en qué sistema vive y con la ignorancia al servicio del poder, se llena de charlatanes, de empresarios mauseros, pero “transparentes”, al servicio de sus intereses personales; completando así el cuadrilátero estatal corrupto.