Salud social y politiquería
Un parroquiano de Pedro Juan decía: —Los practicantes de la
salud, en nombre de la corrupción sistémica dan terror.
Según la TGC, el poder y la ignorancia, hacen a la
corrupción un sistema perfecto.
Esta claridad en la apreciación de los actos, hechos y
prácticas de la corrupción sistémica, a través de las instituciones públicas de
la salud, va en constante aumento; al emplear personales sin la debida
competencia y ética, atendiendo solamente la amistad, el parentesco o el
partido: a fin de cumplir su doble papel de operador político disfrazado de
empleado, y hombre de confianza, fiel a los activos politiqueros directores.
La modalidad no solo se aplica en la salud, también existe
un grupo muy activo en otras instituciones, propiciando la brillante idea de
conseguir la reelección a expensas de la supuesta mejoría del Poder Judicial.
Uso directo de bienes
del Estado
“Todo hecho con nafta del Estado, coche del Estado y sueldo del
Estado. ¡Así da gusto hacer política! Aprovechando subjetivamente los cargos
públicos”, sentenció el pedrojuanino.
Así es como se combinan el poder al servicio de la
ignorancia, que equivale a injusticia social, lamento y caldo de cultivo de la
gran corrupción sin frontera en toda Latinoamérica.
La libertad de nuestra democracia, por lo menos nos permite
exigir a los encargados de los poderes públicos, sancionar a los que usan los
cargos como si fueran parte de su patrimonio.
“Sin embargo aquí las vías del poder sigue a los robos del
erario, como botín de campaña”, agregaba el demócrata del norte.
Economía e ideología
parcial
La idea del “gran progreso” económico, a cambio de préstamos
galopantes, sin importar los intereses y la forma de pagar, da en las
estadísticas de los deudores saldo positivo, aparentemente signo característico
de la corrupción sistémica, utilizando la balanza pública con contratos
cubiertos y amañados, pidiendo adelanto y ampliaciones en cualquier
presupuesto, ya sean escolares o viales, al no poder cumplir los planes
establecidos, al ganar la “transparente licitación”.
“Estamos llenos de chicos listos —expresaba el preocupado
norteño —pero al servicio de los amigos de la politiquería”.
La política exige justeza y no practicantes, mucho menos a
costa de la justicia social.
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