Carencia política
“Los prácticos
dirigen hoy a la corrupción sistémica,
aquí”, me decía un parroquiano del Bañado
Sur mirando a Cateura.
Según la TGC el
poder está presente en la función pública, sobre el principio de la legalidad, de acuerdo a lo previsto
como Estado de derecho, y los prácticos son los encargados finales, de hacer
funcionar la estructura
gubernamental.
Tampoco es noticia la falta de respeto a estos principios en
nuestra democracia de acción y
pensamiento, acomodaticia en las cuestiones
sociales principalmente.
Con esta ideología
parcial, se pretende hacer frente al progreso de la claridad, la libertad y la virtud, con teoría y doctrina; establecida para bajar la corrupción sistémica en toda la política del país.
Obras públicas de
salvataje
En este día de la amistad, vemos como la ideología parcial sigue manejando a los
poderes, con un sistema económico
basado únicamente en la construcción de
obras galopantes y grandes asesorías
especializadas, de finalidad dudosa, a nivel internacional, para gastar lo
más que se pueda, para lo que se venga.
Entonces, en vez de exportar
la solución del mayor flagelo
mundial, a todos los países donde la corrupción
hace estragos, seguimos sumidos en
la primitiva idea de fomentar la producción de materia prima, agregando
el costo de tal subsidio indirecto,
en el costo de la canasta básica de
los ciudadanos.
Las dobleces de la
necesidad y el subdesarrollo de los
pueblos, seguirá constante mientras no baje la corrupción, como principio
general.
“Toda ideología resulta
una simple inspiración teórica, que
estos prácticos tratan de hacer primar, para auto-favorecerse: nada que ver con el bien común”, repetía este asunceno.
Transparencia
mediática
Esto puede comprobarse cuando ocurre un hecho, acto o práctica de la corrupción sistémica; todo parece
solucionarse desconectando los enchufes
de baja monta, porque, de no ser así, habría que cambiar en toda la estructura, lo cual, es casi imposible.
Nuestra política
está empezando a vivir un sistema democrático,
donde prima el interés económico,
sin diferenciar el derecho público del privado;
con sus consecuentes responsabilidades
para con el país.
Hemos dejado la dirección
de algunas instituciones en manos de
prácticos, muy activos en el comercio y la confusión, por medio de la ignorancia y la corrupción aplicadas sobre
los bienes públicos.
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