Me decía un parroquiano del Bañado Sur, “no
solo nosotros estamos en apuros en el Congreso; hay muchos despedidos; por
estar al servicio de la corrupción política.
Según la TGC, la ignorancia en la
ocultación del poder, debe ser constantemente controlada y aclarada, a fin de
evitar el desarrollo de la corrupción sistémica.
Nuestro país se ha convertido en el blanco
predilecto, de todos los estudios sobre percepción sobre esta materia, a nivel
mundial. Por esa razón, el planteamiento realizado por medio de la Teoría
General propuesta (TGC), busca allanar el camino, como un principio de ciencia.
Tal conocimiento, podrá disminuir los
malentendidos y acusaciones inverosímiles; fieles recitados, más cercanos al
arte teatral, que a la verdadera
intención de saneamiento de la función pública. Así puede leerse y escucharse,
de boca de los del cuarto poder, que también, están siempre apresurados por vender más publicidad, por medio de
noticias rimbombantes.
En fin, esa es la idea de vivir en
democracia. Con libertad de acción y pensamiento. Bajo el único límite: la
preservación de las garantías que otorga, a todos los ciudadanos, un Estado de
Derecho. Recién con estas condiciones, se podría ir consumando la tan
proclamada ‘justicia social’.
“Los despedidos son los pocos; que no
tienen compadre, ni amigo, ni correligionario vigente”, me recalcaba este
antiguo poblador. “Porque los parientes y afines, están cada día más fuertes.
Algunos condicionan incluso, que si son pillados, simplemente devolverán el
dinero”
Bajo esta lógica, se ha llegado al colmo de
pretender demostrar a la gente, la intención ‘de no admitir corrupción’,
incautando mercaderías de humildes paseros de canasta. “Mientras los
“conteiners”, pasan libres de control en todas las aduanas”.
Para unos rige el libre mercado, la
disponibilidad absoluta, sobre el presupuesto nacional. Para otros, como los
asegurados del IPS y los afectados por la crecida, rige la carencia, lo
‘económico’ y moderado. Pese a que todos son trabajadores, que con su aporte,
han sostenido durante décadas este ‘paraíso politiquero’, que ha convertido en
un paquidermo improductivo, todo el sistema legal e institucional de la
República.
Pero hoy dicen que habrá muchas multas,
para los directores, y tal vez, a costa de los despedidos. Ojalá que también,
los responsables de las construcciones inconclusas, según contrato, paguen por
los daños y la malversación pública.
Si no ocurre tal cosa, la ignorancia
nuevamente habrá ganado ante los despedidos; salpicados hoy, por estar al borde
de la sartén, en esta nueva aventura política bipartidista.
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