En las
reglas de ‘lo económico’, prima la realidad en la administración; pero se
utiliza, corrientemente, la figura de la ‘tercerización’, en el juego del
sostenimiento de la corrupción sistémica.
Según
la TGC, si el poder y su estructura, no toman en cuenta esta realidad, hay
ignorancia. La cual, transforma y hace estragos de las siempre vitoreadas ‘tercerizaciones’.
Repartiendo la plata del Estado, sin molestarse, ni siquiera a cumplir con las
leyes expresas, que regulan tales concesiones.
Nuestra
democracia sin claridad, está anonadada por la confusión de la mezcla entre lo
privado y lo público. Caldo de cultivo favorito de la corrupción sistémica,
donde el único “paganini”, resulta ser el pueblo, por medio del erario público.
Así es como
los pobladores, esperan y piensan de las instituciones públicas, y de sus
representantes; que deben tener “per se” una responsabilidad. Sin necesidad de
pedirles claridad, al cumplir con sus objetivos: total, es del Estado. Esa es
la suerte destinada, al manejo económico oficial.
Al tener
esta idea en la ejecución política, los encargados de turno, del cuidado de las
cosas públicas, van camino al despilfarro y blanqueamiento auditable.
Este
sistema de hacer política, de “tercerizar”
los ingresos, pero mantener la responsabilidad en los daños; otorga cierta
percepción, de florecimiento; de manera inmediata, para, luego de unos años
golpear, con las peores crisis económicas; al no respetar la verdadera
posibilidad de crecimiento: según la justa banca monetaria del país.
Aquí
nunca se respetó, salvo en la primera época de nuestra independencia, el
interés nacional. Y así como hoy seguimos navegando, con mucha potencialidad
económica; pero aceptando las concesiones, tercerizaciones y licitaciones
amañadas. En contratos multinacionales, en perjuicio de todo el pueblo
paraguayo.
Mientras,
los que dirigen las instituciones, siguen alegando ‘transparencia’. Pero lo que
necesitamos, a esta altura, y luego de los hechos bochornosos de desvío, estafa
y malversación pública; es la claridad, en el control, para, al menos, ir
frenando la ola de corrupción sistémica enlazada en gobiernos sucesivos.
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