Tal vez
sea el último país; por no decir el único país, donde las instituciones
públicas, tienen una dirección y las leyes otra. Donde las normativas son
burladas por la corrupción sistémica, en más de las tres cuartas partes de la
estructura del poder.
Según
la TGC, la ignorancia en la ocultación del poder, es la base para el
desenvolvimiento de la corrupción sistémica.
“La
Secretaría de la Función Pública, está de parabienes”, me dijo un funcionario
de Hacienda, ya que no pueden dejar de aplicar la multa, establecida para todos
aquellos que no cumplieron con la Ley 5189. Más que una actitud policíaca, se
trata de hacer respetar el buen andar del gobierno, ante la ciudadanía.
Tal
vez, nadie creyó en las instituciones públicas, que dicha ley sería alguna vez
aplicada; mucho menos contra los
directores de entes, cuyos ejes se encuentran en la cúspide de la
administración y la corrupción sistémica en el país.
Nuestra
democracia con libertad, con un Estado de derecho, levanta lentamente la razón
del porqué preferimos la democracia verdadera, para bajar la corrupción.
Si la
mencionada disposición legal, no llega a ser impuesta por la SPF, es posible
que la ciudadanía tenga la percepción, de que la administración de justicia, en
todos los ámbitos del poder de la República, se ha convertido en materia
secundaria. Que las autoridades han tirado la toalla, contra la corrupción en
sistemas.
Muchos
politiqueros, siguen utilizando el famoso ñembotavy,
tan paraguayo; figura número uno, como método de recaudación a costa del
Estado. Costumbre emulada por generaciones enteras sucesivas. Hasta a los
niños, se los sigue utilizando y descuidando, bajo la ideología de triunfar,
antes que conocer la verdad; sin entender el valor real de la vida.
Así, se
ha llegado al colmo de utilizar equipos infantiles enteros, como carnada humana
para transportar estupefacientes, aprovechando la cándida ilusión de “jugar al
fútbol” de los menores.
Habrá
muchas multas y sobrará plata, tal vez, para ayudar a los verdaderos
necesitados, afectados por la crecida, si es que no vuelve a obscurecer la
ignorancia.
Comentarios
Publicar un comentario