La
responsabilidad, en el manejo de toda institución de servicio público, en aras
del saneamiento económico, debe ser lo más costoso: contra la corrupción
sistémica, imperante en todo el país.
Según
la TGC, todo poder debe, al menos, dedicarse a la disminución de la corrupción
sistémica, por medio del control de la ignorancia en su estructura.
La
proliferación de aprovechadores, con viso de dirigente, ya sea sindical o
política, ha llevado de a poco, a una institución, muy necesaria y útil en un
país subdesarrollado como el nuestro: El IPS. Tan devastado por la corrupción
en sistemas, porque se ha manejado como la “caja chica”, de los politiqueros de
turno, en perjuicio de los legítimos aportantes.
Las
atenciones que prestan a los asegurados y jubilados, deja mucho que desear.
Mientras, el ente previsional, sigue manteniendo a la TV Pública, con su
programa y pagando millones a empresas amigas, de los dueños absolutos y
funcionales, al sistema; tratando de acallar los reclamos, por medio de propaganda,
de lugartenientes y panegiristas del círculo.
La
entrega de los sindicatos a sus designios, es absoluta, en detrimento de los
derechos de los trabajadores y de los otros obligados aportantes.
Es hora
de un saneamiento económico, para reflotar esta institución, de tan importante
rol; tal vez, se podría mejorar controlando los niveles de ocultación de datos,
realidades y falencias. Eso disminuiría la ignorancia, y con ello la estructura
ganará en seguridad a favor de los que sostienen, mes a mes, con sus aportes, a
la institución.
Esa
idea, con claro objetivo elitista, de establecer la alianza público-privada,
pese a las grandes fisuras en lo social, que se ha observado en el
comportamiento histórico, de este tipo de emprendimientos. A nivel local como
regional, existen numerosos ejemplos.
La
democracia, en libertad y con un Estado de derecho, que debe actuar con
precisión; de modo a “salvar” este ente autónomo, sin lugar a dudas, el de
mayor concordancia, con el carácter de “Estado social de derecho”, del cual se
ha impregnado toda nuestra Carta Magna, desde su promulgación en el año 1992.
Todos
los sindicatos de obreros, deben hacer primar la exigencia, a favor de sus
afiliados, de una inmediata solución al desbarajuste financiero. Además de una
identificación clara de sus responsables.
Solo
así se podrá levantar la duda, en la percepción que en toda la República se
tiene, contra la previsional. Donde se presta un gran servicio de salud, para
la clase trabajadora, y hoy, incluso, a las más pudientes del país.
Merece
por lo tanto, sea considerada una prioridad en el plan económico, ir luchando
contra la ignorancia en la ocultación, en el manejo, que ha ido imperando
durante los últimos decenios, en esta “perla averiada”, de la tradición
económica, social y política del Paraguay.
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