“Últimamente
nuestra economía está en crecimiento constante”, me decía un parroquiano del
Bañado Sur. “Lo único que a la gente jamás le alcanza esta situación. Sumado al
agua que retrocede lento, se parece a la corrupción sistémica: todo lo mastica”
Según la
TGC, si la ignorancia en la ocultación del poder, sube en la percepción
popular, aumenta la injusticia social.
Los golpes
de la vida, son mucho más fáciles de observar; en los límites de las ciudades,
donde la pobreza y la prosperidad determinan el vivir humano.
Nuestra
democracia, un tanto particular, por la forma de entender y lo poco que nos
interesamos, en tratar de corregir, sigue tambaleando.
No podemos
hacer cumplir, un mandato constitucional, de crecimiento económico, que
favorezca a los más necesitados: nuestros hermanos indígenas, tantas veces
engañados y usurpados por cualquier proyecto politiquero.
Aquí jamás
se formó políticamente a la gente, según las posibilidades de su geografía y la
forma de salir adelante, ante una situación tan preocupante como la crecida de
los ríos.
Los rubros
sociales de las grandes hidroeléctricas, hasta hoy ni siquiera pueden ser
conocidos por la opinión pública; ya que también, estarán comprometidos, igual
o peor que las demás instituciones del Estado. Con los rubros siderales
asignados a salarios de primer mundo, sin respetar mínimamente la Ley de la
Función Pública.
Mucho menos
el Estado social de derecho, para el buen uso, al servicio de la ciudadanía de
los bienes públicos.
Llama la
atención de la gente, los resultados económicos, promocionados por las altas
esferas; al compararlo con la paupérrima vida de los que habitan las campiñas y
zonas más populosas de la capital.
Esto se va
conociendo y sabiendo, por la libertad de ejercicio del cuarto poder; que sigue
tratando de bajar esta ignorancia en la ocultación del poder, lo cual, con el
tiempo, irá disminuyendo la corrupción sistémica.
Comentarios
Publicar un comentario