Sabias
palabras, para los paraguayos, las dichas por el “Santo Padre”, acerca de la
política mundial y sus actores: Todos carcomidos por la corrupción sistémica.
Según
la TGC, la ignorancia en la ocultación del sistema de poder, produce la
corrupción sistémica.
El
enriquecimiento ilícito es un delito, en cualquier Código del mundo, que,
cuando tiene como fuente, el perjuicio a los fondos públicos, resulta
doblemente grave.
Ahora,
al tener esta figura, no es fácil penalizar, si los propios actores están en la
estructura del poder. Y sus actos quedan, a la vista de la gente, como
imposibles de ser penalizados.
La
percepción resultante, es que el mandato de cualquier ciudadano electo, da
derecho a usar y abusar de los bienes públicos. Justamente, lo característico
de la corrupción sistémica, es que a la vista, resulta algo real y obligatorio;
incluso con fuerza de ley.
Por eso
el enriquecimiento ilícito, encuentra su caldo de cultivo perfecto, en la
interpretación, aplicación o promulgación de una ley, decreto, reglamento o
todo tipo de resoluciones. Haciendo pasar gato por liebre, contra los intereses
de la misma población.
En un
sistema democrático, con libertad de acción y con un Estado de derecho, todo
ciudadano puede y debe cuestionar, para ir mejorando esta realidad, sin otro
principio que buscar la verdad.
Ciertamente,
la politiquería daña, más que cualquier otro mal social. Ya que la población
espera salir adelante; de sus aprietos, y solo hallan más perjuicios e
injusticia, en trances electoralistas, de clase, abolengo y tradición.
En
nuestro país, los cargos políticos, así como los administrativos de carrera,
han sido vistos, desde siempre como oportunidad, para el provecho personal,
lucrativo. Así hemos crecido, en manos de los educadores, sin que se les
enseñe, la verdadera función de la política, y la de ser político.
Con
esta aclaración, del “Santo Padre”, todos estamos de acuerdo, aquí en Paraguay,
donde la política sigue al servicio de la corrupción en sistema. Con
enriquecimiento, a costa del Estado, por parte de sus funcionales.
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