Después de la tormenta, hoy
volvió la calma tras una huelga de carácter pacífico, gracias a sus actores,
los dirigentes sociales y las autoridades encargadas del orden en un Estado de
derecho.
Según la TGC, la democracia
de verdad, facilita al pueblo las posibilidades de salir por si mismo adelante
con sus problemas, superando primero la corrupción sistémica, presente en todas
las áreas de la sociedad.
Casi nadie en el país tiene
dudas, de que la corrupción es la que nos une a todos los paraguayos, tanto
como catalizador económico, así como un factor de degradación social y
política. Como tal, debemos superarla para poder desarrollarnos en el concierto
de las naciones civilizadas.
Hoy es un día especial, para
el Paraguay y sus intereses conjuntos en el Río de la Plata, para recibir un
precio justo sobre el producto, generado en su segunda mayor hidroeléctrica
sobre el Paraná. Para no seguir perdiendo tanto, en perjuicio de todo el
pueblo, tan necesitado de lograr un mejor vivir, luego de los embates
agroambientales del denominado, por nuestros propios condóminos, como “un monumento a la corrupción”.
Porque el Paraguay ha perdido
con Yacyreta, tras la inundación,
gran parte de su espacio territorial, sin posibilidad alguna de ser recuperado.
Una vez más, la recuperación
de esos activos está en manos de los dirigentes sociales; quienes han tenido la
oportunidad, con la reciente medida de fuerza, de hallar solución a los
problemas inmediatos y futuros de los trabajadores.
Esta democracia de carácter
social, debe ser cuidada, mejorada y sostenida, para el bien de toda la
ciudadanía. Por eso el rol del dirigente es crucial en ese cometido nacional,
porque son los que deben denunciar la corrupción sistémica en el poder público,
expresada en todas las decisiones vinculantes, que se aplican a todos los
habitantes de la República.
La corrupción como sistema
recaudador, es el que hace estragos, fácilmente, en la dirigencia sindical
latinoamericana; arrasando con los derechos humanos y laborales, con la idea de negociar sobre normas obligatorias internacionales para
las patronales y el mismo Estado.
Debemos tratar de buscar la
claridad, la libertad y la virtud; en las actuaciones sociales de
reivindicación. De ese modo se irá percibiendo una mayor seguridad, justicia y
estabilidad en el trabajo mancomunado dentro de un Estado democrático. Con una
doctrina sin excluidos, respetando el derecho de los dirigentes de la sociedad,
de luchar contra la ignorancia y la ocultación del poder.
Comentarios
Publicar un comentario