Me
preguntaba un parroquiano del Bañado Sur, ligado a Cateura, hoy famosa por sus
músicos de instrumentos reciclables en el mundo: — ¿Nosotros viviríamos mejor, si no se pagaba tanto por oficinas
públicas en todo el país?
Según
la TGC, toda estructura de poder, fácilmente cae en la ignorancia en la ocultación.
En el país, nunca se hizo un levantamiento de datos, ni investigación de los
gastos en forma global, salvo cuando hubo disgustos entre claques o mafias;
creadoras de rubros, a fin de lucrar a nombre del Estado. En los alquileres, se
paga un precio al dueño, pero se hace figurar un costo mucho más abultado en el
presupuesto.
Esta
constituye ya una práctica, por la repetición a lo largo de sucesivos
gobiernos; pero también un acto de corrupción; porque los
presupuestos los aprueban, los encargados de las instituciones afectadas; que
deberían tener un fin social y público, no privado y lucrativo.
Esperamos
la mano de la justicia, para juzgar correctamente, estos hechos de la
corrupción sistémica en todo el país, que ha crecido en intensidad, como una fuente
de generación de divisas gratuita, para
los “nuevos caudillos” de la era democrática.
La
facilidad para crear nuevas oficinas públicas y mantener costosos locales
privados, en renta, es un negocio redondo de conocimiento público, que nuestra
democracia, con su justicia, a través de los fiscales debe de intervenir: Para
conocer la situación real de ciertos locales del Estado que se han perdido;
quiénes fueron los ejecutores, según recomendaciones de los Poderes en cada
caso.
Estamos
en una nueva época, de claridad, libertad y virtud, al amparo de un Estado de
derecho, al servicio de todos sin otro objetivo que la verdad en el buen uso
sobre los bienes.
En
ciertos casos, el pedido de este parroquiano, tal vez tenga razón, por el
despilfarro del dinero público; por la sobrefacturación al estilo Paraguay.
El
conocimiento de un principio de ciencia, no se debe tomar con miedo a la
verdad, sino como camino para solucionar, el eterno problema de ser tildados
como “el país más corrupto de Latino América”. Afirmación que no tiene ninguna
base científica, sino solo la opinión y el oportunismo, al no usar
correctamente el conocimiento en nuestro país, por la ignorancia en la
ocultación del poder.
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