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Mostrando las entradas con la etiqueta corrupción sistémica

La corrupción y las áreas rurales

Me decía un parroquiano del Alto Paraná: —“Mientras sigue la idea, en la mente, que uno hace política para solucionar su propia situación, habrá ignorancia y falta de justicia”. Según la TGC, todo poder debe tratar de bajar la ignorancia y buscar la justicia. Nuestra campiña tiene sus sabores peculiares y la gente comienza a darse cuenta, cuán difícil es hacer comprender a los ciudadanos, la importancia de participar en la política; para buscar el bien común.

El conflicto ético*

*Extraído de la primera parte de la conferencia “Hacer crecer”, 2014. Doctrina curacionista. La realidad dentro de toda estructura social, es que los personalismos se  aíslan, dando mayor lugar a los equipos: Ahí es donde se pone en duda la ética personal, evaluándose una moral de grupo. De necesario respeto, para permanecer como parte de ese órgano; de trabajo, de interacción. La situación se agrava en la función pública, donde los intereses políticos se confunden con los económicos, la mayoría de las veces, de carácter personal o individual. Allí es donde surge la pregunta de los jóvenes; y, de los no tan jóvenes también. ¿Cuál es la utilidad actual de la política? Si todo aparentemente, pasa por lo económico. Porqué no se reconoce simplemente, que la política es un gran negocio. Así dicen, así decimos. Es por eso que hemos tratado de investigar a la corrupción, como una ciencia, para su estudio y comprensión. Solo así pueden entenderse los fenómenos y realidades de nuest

La corrupción y el saneamiento moral

Me decía un parroquiano del Bañado Sur: —“Aquí nosotros necesitamos todo; pero lo peor es la corruptela de la promesa; en nombre de los pobres y desprotegidos”. Según la TGC, la ignorancia en la ocultación del poder, puede levantarse, sobre falsas expectativas personales. Ante la realidad de que debe ser enseñada, la política, como ciencia, para que los electores puedan comprender, lo que entra en juego con su voto: Aquí siempre la hemos usado como una solución mediática, inmediata, a favor, supuestamente, de los más necesitados. Elevando al predicador, como representante en tal o cual partido, quedando nuevamente el votante, pensando que fue burlado por la política. Sin posibilidad alguna de sanear la sociedad.

La corrupción y las oportunidades

Me decía un parroquiano del Alto Paraná: —“Las oportunidades sobran en el país, para la corrupción sistémica”. Según la TGC, si un poder no puede corregir la ignorancia, como ocultación, desemboca en corrupción sistemática. Hasta hoy los administradores de turno del país, siguen tratando a este flagelo de manera romántica y subjetiva, olvidando que la corrupción, es un sistema establecido, que necesita de procedimientos especiales, para su disminución efectiva.

La corrupción y el pueblo

“La vida actual, ha cambiado para la población” —me decía un altoparanaense . “Hoy el pueblo está a merced de la corrupción” . Según la TGC, si el poder, corrupto por naturaleza, no baja la ignorancia en la ocultación, resultará siempre injusto. Tal vez siempre fue así la vida, en todo el Paraguay. Lo cierto es, que al suceder  un hecho, acto o práctica de corrupción sistémica, hoy se puede visualizar objetivamente la situación. Desprotegido el pueblo, casi nunca armado y entrenado, para enfrentar, al estilo americano, este sistema gansteril de la época de los años cincuenta. Como sí ocurrió en otros continentes.

La corrupción y la calesita

Me decía un parroquiano del Bañado Sur, cerca de “Cateura”: —“La sistema calesita, al nombrar a dedo, quienes van a ser los encargados institucionales, solo aviva la corrupción sistémica”. Según la TGC, el poder y su estructura, deben luchar contra la ignorancia, que es injusticia. Los últimos acontecimientos nacionales, están mostrando de cuerpo entero a la ciudadanía, el porqué se debe entender a cabalidad lo que es la corrupción sistémica; y su diferencia, con la fácilmente visualizada, pequeña corrupción o contra ley, ante la opinión pública.

La corrupción y el contrapunto

Me decía un parroquiano del Bañado: — “El único mal del país es la corrupción y la ignorancia; pero sigue sin ser reconocido por las autoridades”. Según la TGC, el poder y su estructura, son los encargados de bajar los niveles de ignorancia y corrupción. Este concepto archiconocido en nuestro país, fácilmente se confunde por los intereses económicos y políticos, sin importar los resultados futuros, sino solo cumplir con la propaganda mediática.

La corrupción y el despertar

Últimamente, la ciudadanía ha mantenido un despertar absoluto, sobre la democracia y la corrupción sistémica. Según la TGC, si la estructura del poder no puede disminuir la ignorancia, se producen las injusticias, expresadas en las propias decisiones gubernamentales. Hemos desarrollado y demostrado que la corrupción sistémica, es la que hace posible, la existencia de la corrupción genérica (crimen o delito común: individual u organizado). Es así en el mundo entero.

La corrupción y la inversión

Me repetía un parroquiano del Alto Paraná: —“La niña bonita en el país, son la timba y la maquila: todo movido por la corrupción sistémica”. Según la TGC, el poder, naturalmente corrupto, debe bajar la ignorancia para poder levantar la justicia. A simple “vista y oído”, toda inversión sería buena, ya que mejorará de alguna manera los medios de vida; pero si un Estado democrático, en libertad, está copado por la timba y similares negocios, utilizando la estructura del poder para esclavizar, económicamente a sus habitantes, la inversión se convierte en imposición nefasta.

La corrupción sistémica: Trampa legal

La situación de los intereses económicos, amparados en la “libre empresa”, convierte en trampa legal, cuando entra a tallar la ignorancia interpretativa, a favor de la corrupción sistémica. Según la TGC, toda ley tiene dos caras: una de corruptis y otra de justicia. Es decir, una sola interpretación puede llevar a la sabiduría o la ignorancia e injusticia. En teoría económica, la facultad de cobrar y recaudar a favor de quienes manejan el poder fáctico financiero, sobre la generalidad de los ciudadanos, cobrando intereses por créditos de consumo de hasta el 56 % de interés, resulta una anomalía y no una regla admitida por la ley, como quieren hacer entender ciertos grupos de opinión.

La corrupción y el blanqueo

Me decía un parroquiano del Alto Paraná: — ¡Qué gran blanqueo a favor de los politiqueros, de la corrupción sistémica…! Según la TGC, si no hay control, todo poder está contaminado por la ignorancia en la ocultación. Nuestra democracia va ganando en la opinión de la gente, la comprensión de los conceptos; pidiendo y aclarando las falencias en la administración pública de interés nacional.

La corrupción y los hombres públicos

Me decía un parroquiano del Bañado sur: “Aquí los hombres públicos, están muy confundidos: al servicio de la corrupción sistémica”. Según la TGC el poder puede ser fácilmente absorbido por la corrupción, cuando no disminuye los niveles de ignorancia en su estructura. La simple “disculpa”, usual entre los ciudadanos comunes, es inaplicable a los hombres públicos, ante una sociedad democrática y con un Estado de derecho, vector del buen funcionamiento de las estructuras del poder.

La corrupción y los cargos públicos

La gente está comenzando a comprender que la corrupción sistémica, es una carga pública devastadora para el país. Según la TGC, la ignorancia en la ocultación del poder, puede descubrirse si es que existe un verdadero sistema democrático. En cambio, en un sistema autoritario, tipo bananero, todo se guarda con siete llaves. Una democracia republicana, abierta y capaz de corregir, se expresa a través de la crítica y el rechazo a sus actores representantes del pueblo soberano, que incumplen con su mandato constitucional. Cuyos hechos, actos y prácticas corruptas son conocidos y sancionados por los tribunales partidarios. Se cumplen los Códigos de ética, dejando de lado a sus infractores, por ser enemigos del propio Estado de derecho.

La corrupción y la clientela política

El manejo de un Estado, no se debe confundir con el de una empresa privada. Aun existiendo vínculos con aquel. Porque al producirse, el más mínimo roce de intereses, privados y públicos, la corrupción sistémica hará estragos; provocando perjuicios graves al erario. Ejemplos en el país, hemos tenido suficientes en la última década. Según la TGC, cuando el poder pretende aplicar principios comerciales, en un gobierno, las políticas públicas adquieren ineficacia. Tanto en el tiempo como en la calidad.

La corrupción y la misma miseria

Todo buen paraguayo, debe estar arrepentido en este día; en el que se recuerda a nuestros hermanos indígenas, tantas veces explotados por la corrupción sistémica. Según la TGC, todo poder debe tratar de bajar la corrupción para construir mínimamente la justicia. La misma miseria de hace siglos, mantenemos para con nuestros hermanos aborígenes. Usurpamos sus tierras sin piedad y los esclavizamos en la ignorancia; y encima, se espera la misma efectividad de ellos, para que se inserten a nuestra producción económica.

La corrupción y los salarios

“Por algo somos campeones en corrupción”, me decía un parroquiano del Bañado Sur, al escuchar los salarios de primer mundo que perciben algunos. Según la TGC, la ignorancia es elemento de la corrupción sistémica, en todo sistema de poder. Sumado a la falta de ética, de nuestros representantes, nos da como resultado la realidad en el manejo de las cosas públicas. Que consigue hasta que la administración de justicia, caiga en el prevaricato, tipificado y penado por ley. Se debe comenzar a exigir la aplicación, de las penas previstas para este grave delito en la función pública. Para mejorar nuestra democracia, y devolver al pueblo su confianza en las instituciones de nuestro Estado de derecho.

La corrupción y la distracción

“Para nuestros representantes, todo es distracción, cuando se trata del manejo del Presupuesto. Al amparo de la corrupción sistémica, que tiene su historia en nuestra política”, me decía un parroquiano del Alto Paraná. Según la TGC, si los poderes constituidos no respetan sus propios principios, la corrupción hace estragos. Estas verdades, dichas y conocidas, por medio de los hechos presentados por el cuarto poder, se empiezan a difundir en cada esquina: en todas las ciudades del país. Así es como podríamos afirmar, objetivamente convencidos, de que la democracia verdadera, es el único camino para ir disminuyendo este flagelo de carácter mundial.

Sobre la corrupción y los despedidos

Me decía un parroquiano del Bañado Sur, “no solo nosotros estamos en apuros en el Congreso; hay muchos despedidos; por estar al servicio de la corrupción política. Según la TGC, la ignorancia en la ocultación del poder, debe ser constantemente controlada y aclarada, a fin de evitar el desarrollo de la corrupción sistémica. Nuestro país se ha convertido en el blanco predilecto, de todos los estudios sobre percepción sobre esta materia, a nivel mundial. Por esa razón, el planteamiento realizado por medio de la Teoría General propuesta (TGC), busca allanar el camino, como un principio de ciencia.

La corrupción y la interpretación

Me decía un parroquiano del Alto Paraná : “Estos directores de la hidroeléctricas deben ser cambiados, por desconocer los principios constitucionales de nuestro país. Siguen amparando a la corrupción, en contra de los propios intereses nacionales”. Según la TGC, el poder está obligado a cuidar de la buena interpretación de las leyes. La democracia en libertad, a través del trabajo de la prensa responsable, en el marco de un Estado social de derecho, va forjando a la opinión pública; las ideas y sentir de todos los ciudadanos de la República.

La corrupción y las auditorias practicadas

“Van saliendo las perlitas del nuevo gobierno”, me dice un parroquiano del Alto Paraná, al leer los periódicos y la ola de negociados y sus imputados; consecuencias de la corrupción sistémica. Según la TGC, la ignorancia en la ocultación del poder, puede hacer variar la interpretación de una ley. El desarrollo de nuestra democracia, por medio de la difusión de las ideas sociales, de tiente real para la conciencia, sigue buscando la verdad; gracias a la participación activa de la prensa y un Estado de derecho, que cada día se va puliendo, con más claridad, exigiendo más equidad a los administradores de la justicia.