“La vida actual, ha cambiado para la
población”—me decía un altoparanaense.
“Hoy el pueblo está a merced de la
corrupción”.
Según la
TGC, si el poder, corrupto por naturaleza, no baja la ignorancia en la
ocultación, resultará siempre injusto.
Tal vez siempre
fue así la vida, en todo el Paraguay. Lo cierto es, que al suceder un hecho, acto o práctica de corrupción
sistémica, hoy se puede visualizar objetivamente la situación. Desprotegido el
pueblo, casi nunca armado y entrenado, para enfrentar, al estilo americano, este
sistema gansteril de la época de los años cincuenta. Como sí ocurrió en otros
continentes.
Nuestra
democracia, con libertad y Estado de derecho, a medias, justamente a causa de
la poca visión, para rescatar los valores y expresar correctamente a través del
voto, llamado popular; sigue siendo movido, puesto en funcionamiento, con la
clave de ignorancia y corrupción sistémica, como ideología, en todo el país.
Si los
poderes se coadyuvan, nada es posible para el pueblo. Esta realidad nace,
justamente, de la falta de enseñanza de una política verdadera y clarificación,
por parte de los actores públicos; si construir un político de verdad, cuesta
tanto, con más razón, lleva tiempo conseguir varios para el país.
Hoy el
cuarto poder, está muy dolido. Ha perdido a un auténtico luchador, para la
prensa de bien, tan necesaria en un pueblo obscurecido por la ignorancia; que
sigue siendo ingrato con sus educadores y pensadores, justamente por la
carencia de lectura y la falta de instructores. Por seguir en la acumulación de
títulos y masterados, que a cambio de
privilegios, llevan a la confusión, para dar lugar a ventajeros y chantajistas
disfrazados como recitadores politiqueros del ambiente peloteril.
Este pueblo
atrapado en la ignorancia, está cada día más peligrado, de ir perdiendo sus
pocas posibilidades geopolíticas, a causa de sus actores, sin capacidad de
sacudirse. Un callejón sin salida, implantado últimamente, a través de la
politiquería social.
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