Me decía un parroquiano del Alto
Paraná: —“Parece que en el país, los “juicios
políticos”, anuncian que habrá cambio de Presidente de la República…”.
Según la TGC, la ignorancia en
la ocultación de los poderes puede tener inesperadas consecuencias.
Por la facilidad para realizar
hechos, actos y prácticas de corrupción sistémica, la gente piensa que, cuando
se pide esclarecer, algún acontecimiento público, con respecto a los encargados
de cierto poder del Estado, lo único que valen son las especulaciones; por
adivinar los resultados posibles.
Esto provoca la percepción en la
política nacional. Utilizada hábilmente, por politiqueros, para tergiversar lo
dispuesto por la propia Carta Magna: Argumentando que es cuestión política y no
de derecho. Una disociación, prohibida por el propio sistema de gobierno, en
una democracia participativa y constitucional.
Este ciudadano de tierra
adentro, comprende que la única finalidad del juicio político, es cambiar
gobernantes; pero, en nuestro sistema, existen varios, amparados por el voto
popular, a la sombra de tal juzgamiento. Al diferenciar los tipos de
funcionarios públicos, y crear una excepción, en el principio de igualdad, a la hora de aplicar la ley.
La duda de estos ciudadanos es
fundada, ya que, en una democracia, esta figura constitucional, puede ser usada
por medio de una ideología parcial,
para el beneficio personal, de una persona o grupo, lo cual no resulta en otra
cosa, sino en la más perfecta corrupción sistémica, con el más alto grado de la
ignorancia, al ocultar la verdadera realidad de los ejecutores.
Aquí en Paraguay, ya todo se ha
demostrado; hasta indemnizaciones multimillonarias, por transgredir las normas
constitucionales, se han pagado. Por pervertir el Estado de derecho y las
garantías de los derechos fundamentales y universales de las personas.
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