Me decía un parroquiano del
Bañado Sur: —“Aquí, la única obediencia
que existe: es para la corrupción sistémica, de la cual son responsables los
políticos”.
Según la TGC, la ignorancia
en la ocultación del poder, se maneja en la política y en la interpretación de
la ley.
Al tener un sistema
democrático, la gente puede, fácilmente, comprobar el origen de los males
sociales; del presente o del pasado. Pero, el cuarto poder, juega un papel
trascendental, para que la información provista a los ciudadanos, pueda,
realmente sanear la política y no solamente publicitar, promocionar y posicionar,
a la politiquería, como el statu quo. Como
parte del folclore, pretendiendo hacer creer que tiene nuestra aceptación
cultural.
La famosa obediencia
política de la prensa, siempre obstaculizó la libertad y sostuvo a las
democracias bananeras en Latinoamérica. Que últimamente, era el “pan de vida” a
favor de la política, en nuestro país, que afortunadamente, se está superando;
y, lógicamente, con la penosa pérdida de vidas, de periodistas en acción,
mayormente autónoma y desprotegida, que buscaron enseñar al pueblo.
Hoy, podemos escuchar, que
los encargados y electos para la dirección política, del país, se declaran abiertos
a decir la verdad y buscar bajar la corrupción sistémica del país; ante la claridad,
la libertad y la virtud, que tienen como compromiso, los gobiernos
verdaderamente democráticos. Solo así podremos seguir construyendo una América
Latina, sin ignorancia y corrupción, para respetar el bien común, al servicio
de nuestros semejantes, sin exclusión.
Tanto el poder constituido,
como los políticos que lo encarnan, deben respetar y obedecer el derecho; de
modo a facilitar a la sociedad, la sana convivencia en un Estado de derecho. No
escudarse, en el cargo político, para tratar de buscar beneficios personales o
grupales.
—“Nosotros eso lo conocemos muy bien, porque lo vemos
diariamente en la práctica; donde los politiqueros hasta tratan de confundir, a
la gente que los votó y a sus correligionarios”—decía el bañadense.
La obediencia política,
puede estar al servicio de tal o cual. Pero, la ciudadanía, hoy sabe,
perfectamente, su denominación. Sin confundirle, llamamos corrupción sistémica
a la sombra del poder, cuyos responsables están obligados por el derecho y la
salud pública, a sanear y curar, para vivir en un país libre y soberano.
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