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La corrupción y los criterios

“La facilidad para justificar cualquier “criterio”, en la interpretación de las leyes; acrecienta la corrupción sistémica nacional”— me decía un parroquiano del Alto Paraná. Según la TGC, el poder y la ignorancia son componentes básicos para que se construya la corrupción. Ningún sistema político es inmune a este flagelo, de carácter nacional e internacional. “Entonces el criterio de justificación es lo más llamativo” —decía el ciudadano paranaense preocupado.

La corrupción y la ética personal

—“Hasta hoy la gente y los politiqueros, al tratar la ética personal, piensan que es una cuestión subjetiva, del interior de cada persona. Pero la corrupción sigue arrasando igual, sin manos”— me decía un parroquiano de Alberdi. Según la TGC, el poder sin ética, es poder muerto, en cualquier sistema social o político. A veces nuestros conciudadanos, se adelantan al desarrollo de los valores sociales y tratan de adecuarlo, según su grado cultural, a los administradores del país.

La corrupción y la desigualdad

Me decía un parroquiano al Alto Paraná: —“Dura lección nos da, el creer en los politiqueros y sus recaudadores, al amparo de la corrupción sistémica: hasta con remedios yuyos”. Según la TGC, la ignorancia en la ocultación del poder, hace estragos en cualquier sistema político, si no hay justicia. Las desigualdades siempre habrán, en cualquier lugar del mundo; pero el abuso político con los impuestos, hace más pobre a la gente. Si no se establece un tributo justo.

La corrupción y los usuarios

Me decía un parroquiano del Alto Paraná :— “Tenemos que estar con el “Jesús en la boca”, para contrarrestar el ataque de los encargados, representantes nuestros, que administran los servicios públicos en los municipios; a causa de la corrupción sistémica en sus estructuras”. Según la TGC, el poder otorga la estructura perfecta para que la corrupción se desarrolle. Por eso, podríamos afirmar, sin temor a equivocación, que las instituciones municipales, deben ser mejoradas para superar el abuso de poder y de derecho, en que están incurriendo diariamente, contra sus propios electores. Deben comenzar que los ciudadanos son usuarios de servicios, que obligan en sus cargos, a prestarlos eficientemente.

La corrupción y el saneamiento moral

Me decía un parroquiano del Bañado Sur: —“Aquí nosotros necesitamos todo; pero lo peor es la corruptela de la promesa; en nombre de los pobres y desprotegidos”. Según la TGC, la ignorancia en la ocultación del poder, puede levantarse, sobre falsas expectativas personales. Ante la realidad de que debe ser enseñada, la política, como ciencia, para que los electores puedan comprender, lo que entra en juego con su voto: Aquí siempre la hemos usado como una solución mediática, inmediata, a favor, supuestamente, de los más necesitados. Elevando al predicador, como representante en tal o cual partido, quedando nuevamente el votante, pensando que fue burlado por la política. Sin posibilidad alguna de sanear la sociedad.

La corrupción y los roles sociales

Me decía un parroquiano del Alto Paraná: “Todos los elegidos en voto popular tienen otro trabajo, en particular; me parece que eso también es corrupción sistémica”. Según la TGC, la ignorancia en la ocultación del poder, utiliza la interpretación legal, en su beneficio. Nuestra novel democracia, impuesta en nuestro país, tuvo sus pequeñeces; al confundir buena política con politiquería, al servicio de una élite de facto, cuyas consecuencias, todos, seguimos pagando, año tras año. Es el precio de tener seudo políticos, comerciantes y sin vocación al servicio de los más necesitados: como los niños e indígenas. Ambos son incapaces de defender su posición social, usurpada por el “más fuerte” y organizado en mafia, que, siempre debe estar sostenida por la corrupción sistémica política para subsistir. Sea cual sea el sistema político, así sigue siendo en Paraguay y toda Latinoamérica, como consecuencia directa de la falta de lectura y enseñanza de lo que implica política.

La corrupción y el proceso educativo

“Aquí en Alto Paraná—me decía un parroquiano—nosotros, estamos acostumbrados a aceptar, todo progreso tecnológico; pero no podemos comprender un sistema educativo, implantado en la corrupción sistémica y movido por la ignorancia”. Según la TGC, si la ignorancia en la ocultación del poder lleva la dirección de la estructura, hay mucha injusticia social. El proceso educativo, es muy lento y exigente de buenos ciudadanos; capaces de acompañar el interés de la juventud, único resorte para superar cualquier adversidad y avanzar en el progreso educativo nacional.

La corrupción y la venalidad

Indudablemente, la voluntad es determinante en los hechos y actos de corrupción; de manera específica e individual, del agente. A eso, podría llamarse, venalidad en la función pública. Pero, no puede tener la misma consideración, al observarse a la corrupción como un sistema. Por ello, el estudio jurídico del tema, abordado por la TGC, explica: “La ignorancia en la ocultación del poder, utiliza la venalidad para manipular a quienes ocupan los cargos”.

La corrupción y la alfombra roja

Me decía un parroquiano del Alto Paraná: “La corrupción, hasta alfombra roja le coloca a los nuevos mandamases”. La TGC, explica, objetivamente, porqué cuando la gente pierde la fe en los actos de gobierno, florece la injusticia. La corrupción sistémica ha combinado todos los colores, en nuestro país. Pero, de lo que la sociedad haya experimentado, es la primera vez que una empresa vialera, ganadora de una licitación, tenga que alquilar maquinarias de otra, a fin de realizar un “teatro de inauguración de ruta”.

La corrupción y la duda

Me preguntaba, un parroquiano del Bañado Sur: la corrupción, ¿es una duda o una realidad, en la vida de los paraguayos? Según la TGC, la ignorancia solo puede ser superada a través de la enseñanza, en el aprendizaje social. Hasta hoy, el cuarto poder está afirmando, la idea de “que la corrupción es la causante de muchas de las necesidades sociales”; pero, a reglón seguido, siguen sosteniendo el carácter ético subjetivo del fenómeno. Sin distinguir, entre pequeña y gran corrupción. Esto es, entre corrupción sistémica y corrupción individual.

Hacer Crecer

La corrupción contraley

La corrupción contra ley es aquella donde el poder privado negativo, es decir, sin la potestad legal para ejercerlo, es impuesto sobre la ignorancia (negación) de la ley como contravención e incumplimiento consciente y manifiesto. Se realiza normalmente de manera subjetiva y asistemática.

La corrupción y las buenas intenciones

Con razón los paraguayos somos tildados de ser los más ilusos, en toda Latinoamérica: Estamos prestos a escuchar las ‘buenas intenciones regionales’, de la democracia con corrupción sistémica; pero a voluntad de los vecinos expoliadores. Según la TGC, la ignorancia en la ocultación del poder, debe bajar, para que toda sociedad progrese. Aquí las buenas intenciones, en éste ‘cónclave’ político, resuelve que se debe ‘luchar contra la pobreza’. Olvidando que la misma es consecuencia directa, de la corrupción sistémica promovida como dogma económico en toda América.

La corrupción y la participación política

A este principio de ciencia, gran favor le hace la política, ya que de ella depende el progreso de las naciones democráticas. Según la TGC, el poder de un país, es la resultante del desarrollo de sus ciudadanos. Por ende, la participación política, dentro del sistema social, bajo un Estado de derecho, con libertad, es fundamental para levantar la cultura cívica. Un aspecto, durante mucho tiempo, desconocido en toda Latinoamérica; muy especialmente, en Paraguay.

La corrupción y el 'control ciudadano'

E l despertar de la democracia en el país, otorga la posibilidad de conocer, a todo el poder, por medio del control de los propios ciudadanos; gracias, al buen servicio de la prensa, también llamado ‘cuarto poder’. Según la TGC, si la ignorancia en la ocultación de un poder, no disminuye sustancial y progresivamente, durante un gobierno, existe cada vez más injusticia. Bajo este principio se ciñe, la trascendencia del estudio de la corrupción, como una materia científica, en la acción política.

CORRUPCIÓN: "Es una ciencia"

Hoy el Paraguay festeja su independencia nacional, de la cadena europea; pero sigue atado a la de sus vecinos y a la corrupción sistémica latinoamericana. Según la TGC, la corrupción solo puede bajar, si es tratada como una ciencia, comprendiendo sus sistemas. Eso es lo que exige una democracia participativa y social, digna de aplaudir, al gobierno; eso lo vivimos hoy en Paraguay, como nunca jamás fue visto. Todas las libertades son respetadas y vitoreadas, en todo el país; la gente se manifiesta libremente, se expresa según su saber y entender.  El Estado de derecho, lo garantiza. Esto lleva a reconocer públicamente, la necesidad de incluir el estudio de esta ‘ciencia de la corrupción’. A fin de comenzar a practicar la claridad, la libertad y la virtud, superando paulatinamente, los vicios de este flagelo nacional.

La corrupción y el empleo público

Nuestro sistema político, de tinte público-privado, tan pintoresco en el respeto de los funcionarios público: Los mismos que han electo a las autoridades, son llevados a la corrupción sistémica sin parangón. Según la TGC, la ignorancia en la ocultación del poder, siempre actúa de manera fantasiosa, en la estructura de la función pública social. La posibilidad aumenta cuando, existe una gran eclosión social, a través de la democracia representativa y un Estado de derecho, sin mucha comprensión de parte de los servidores; esperando siempre seguir el sistema autoritario, confundiendo las cosas públicas con su patrimonio personal.

La corrupción y la ejecución presupuestaria

Nosotros los paraguayos estamos muy acostumbrados, a no pensar en presupuesto: ni a respetarlo, si es que lo tenemos, en su ejecución, a favor de las instituciones. Según la TGC, ‘la ignorancia’ en la obscuridad del poder lleva implícita: el vicio y la injusticia. Al tener esta realidad, en el vivir, nos parecen muy inteligentes algunos politiqueros, deseosos de ser protagonistas ante el pueblo: solo para seguir usufructuando con facilidad su banca y sus privilegios, en las distintas reparticiones estatales.

La corrupción y la prescripción constitucional

A este flagelo solo podrá disminuirse y comprenderlo, respetando las prescripciones constitucionales, de un Estado de derecho, en democracia. Esto es así, según lo explica la TGC, porque todo poder nace de la corrupción y solo el derecho puede equivalerlo, para al menos dar posibilidad de defensa civil al pueblo. La costumbre de las democracias bananeras, ha hecho temblar a toda Latinoamérica, al decir una cosa y hacer totalmente otra. Resguardando intereses personales o comerciales, de los amigos, conocidos y correligionarios, en nombre de un sistema; total, la política, sin la exigencia de preceptos constitucionales vinculantes, es un simple festín, en manos de politiqueros: sin ética ni principios. Así es como se sigue confundiendo a la gente, sobre el bien común, con discursos y promesas vanas, que ocultan en la ignorancia, los intereses de unos cuantos. Algunas instituciones públicas necesitan ser saneadas y re-encausadas, para bajar el índice de hechos, actos y prác

La corrupción y la prensa

Unidos de cuerpo entero, como siameses, en toda sociedad del mundo: La corrupción necesita a la prensa para simular cualquier objetivo económico, así como la prensa barata necesita de la corrupción sistémica, de los recaudadores del Estado, para sostener su ideología propagandística financiera.