La situación mundial, exigente y especuladora,
nos obliga a buscar el camino correcto. Y es la democracia participativa, en
libertad, dentro de un Estado de derecho equitativo y austero.
Eso es lo que Paraguay debe buscar frente al
mundo: Ya que tenemos recursos, pero estamos imposibilitados para lograr una
buena explotación de los mismos.
Hasta hoy, todos los negocios jurídicos
realizados en nombre del Estado lo hemos perdido, por corrupción de nuestros
representantes.
Ahora, nuevamente se asoma, a las puertas de la
patria grande, posibilidades para salir adelante como país. Salir de nuestra
postración tanto técnica como social, causada por la incapacidad de nuestros
políticos ante sus pares en el concierto de los países libres y soberanos.
Nos gusta mucho secundar; pero no ser
responsables y autónomos con nuestra realidad.
La corrupción sistémica hace y deshace en
nuestro país, al amparo de la ignorancia de nuestros representantes en las
instituciones públicas, sean electos o nombrados.
El eje es el poder: Que persigue a la pequeña
corrupción y deja libre a la grande, como bien lo venimos explicando a través
de la TGC.
Ahora es momento de aclarar, que aún ante esta
realidad, lo rescatable del vivir de nuestro país es el sistema democrático,
con al menos ganas de obedecer a un Estado de Derecho; con pleno goce de las
libertades civiles.
Para eso tenemos una Constitución con una
marcada idea social y participativa en la gestión pública.
Aunque nuestros representantes sigan cometiendo
errores, por ignorancia y corrupción, estamos seguros que podemos hallar el
modo de ir curando a la gran corrupción, con verdad y justicia.