El mundo está en constante peligro, por causas
humanas, basadas en los programas de progreso acelerado: Las centrales
nucleares. Pese al gran perjuicio causado en los países desarrollados, que han
optado por desechar su interés, para no seguir manteniendo al filo de la
navaja, en jaque, a su población.
Mientras, aquí en América Latina, nuestro
vecino país, al amparo de una corrupción sistémica, alega su intención de
construir una central atómica, en la misma frontera con Paraguay, la cual
podría contaminar, completa a la capital de nuestra República en solo una hora,
de surgir algún contratiempo.
Este es el momento de usar los acuerdos
internacionales, de contenido proteccionista de los derechos humanos, así como
de los pueblos indígenas, que serán todos afectados.
Está claro que los pueblos deben luchar contra
los abusos cometidos, con la supuesta intención de implantar programas de
progreso. No caben dudas, de que la verdadera intención es utilizar los restos
de otras centrales, ya en desuso, además del peligroso tratamiento de residuos,
atentando gravemente al ecosistema de toda la región.
Pueblo Formoseño: Permitir tal barbaridad y
atropello, poniendo en riesgo a su propia población, solo cabría en una gran
ignorancia, para el perjuicio de la colectividad del Chaco.
Siempre habrán intentos, en todo sistema
democrático, de abusos, a costa de la necesidad colectiva, pero debemos unirnos
chaqueños y paraguayos, para detener este pernicioso proyecto.
Pueblo de la Argentina : No se puede
jugar a perdedor, cuando tenemos una hidroeléctrica como Yasyreta, con energía
limpia y a bajo costo, cuando existen claros antecedentes de alta peligrosidad
para los ciudadanos y el ambiente.