Integración
Regional: La gran corrupción
La interpretación, hasta hoy, en Latinoamérica,
de la integración regional, sigue a la corrupción sistémica, sin respetar los
principios claros y objetivos que debe perseguir: La justicia y la libertad,
conforme a los tratados y acuerdos.
No se puede invocar a la democracia, sin
seguridad jurídica; la ciudadanía vive esperando que las relaciones
internacionales mejoren, para tratar de buscar la mejoría en su propia
existencia, agobiado por las inundaciones coincidentes a la crisis.
De la falta de cumplimiento de los Acuerdos
Internacionales, con equidad, reside el abuso de poder que caracteriza a la
corrupción.
En todos los tratados con nuestros vecinos,
fuimos, somos y estamos constantemente siendo avasallados en nuestros derechos
y obligados por la necesidad y la ignorancia de la falsa política, practicada
por nuestros representantes.
Cada quien, en cualquiera de los poderes, solo
está para solucionar sus problemas personales, y encima, con la representación
y ostentación del poder público: Olvidan, y nos obligan como ciudadanos a
exigir nuestros legítimos derechos en el campo internacional.
Latino América está unida, entre todos los
pueblos vecinos, y hemos reconocido públicamente, y está escrito, respetar y hacer
respetar los derechos fundamentales y soberanos de los pueblos. El respeto al
ecosistema, un derecho humano fundamental, nos debe involucrar, y dejar de
utilizar la causa ecologista como alcancía de la corrupción sistémica o intra
ley, como lo demarca la TGC.
Solo de esa forma, podremos mitigar en algo la
“gran corrupción” que azota a nuestros países, trastocando el bien común, en
negocio particular del poder.