La vieja historia al pueblo, el compromiso de
“corrupción cero”, se vuelve manipulación; tan promocionado desde todos los
gobiernos de facto en el mundo entero, no solo aquí.
Sin ninguna posibilidad de encontrar la solución,
declarándose impoluto de tal o cual hecho, acto o práctica de corrupción, en la
administración pública del país.
La característica del sistema de la corrupción,
según la TGC , es
la obscuridad. Principalmente en la gran corrupción o “intra ley”, cuyos ejecutores
están protegidos por los tres poderes: Si hay algún indicio de corrupción, con
nombre y apellido, ante la opinión pública lo mínimo que puede hacer el alto
funcionario es renunciar, hasta tanto salga a luz la verdad en el proceso, y
pueda limpiar su nombre ante el pueblo. Una función pública sin razones éticas
pierde cada día más legitimidad.
Hemos sido testigos de personalidades de los
poderes, acusados hasta hoy públicamente, que hasta hoy aplican la vieja
fórmula del totalitarismo pasado: El ñembotavy, al parecer muy apreciado en
Paraguay.
Pero debemos recordarles, que esa estrategia,
en un Estado de Derecho, en una democracia participativa, con libertad de
acción y pensamiento, ya no tiene cabida. La manipulación en los cargos debe
terminar para bien de todos.
En el Paraguay nos conocemos todos y sabemos
quién es quién, como decía don Filemón Valdez, y si no tratamos los ciudadanos
de exigir a nuestros representantes a que busquen la claridad a favor de la
ciudadanía, en cada caso en particular; solo así soplará el nuevo viento:
respetando los principios constitucionales y legales. Esta práctica de
justicia, ya está a comenzando a dar sus frutos en el mundo entero, y también
debe ir apareciendo en Paraguay.
Si demostramos la verdad, de que es la
corrupción el problema central de la política y el poder, a todo el mundo, a
través de una teoría general de la corrupción, y una doctrina anticorrupción,
la primera en su género, esperamos el apoyo de los representantes de nuestro
parlamento; a fin de que tengan interés en cumplir con lo prometido ante sus
pares, ya que si tal cosa no ocurre, sencillamente estaríamos demostrando, una
vez más, la vigencia de la corrupción sistémica en los poderes del estado.
No más cortina de humo para el pueblo, con propaganda
y promesa: manipulando por medio de la necesidad de sus votantes, y la
ignorancia ocultativa impuesta a la sociedad.