Cómo ve el ciudadano a la corrupción
(percepción vs. realidad)
(percepción vs. realidad)
Arma de doble filo, me decía un parroquiano,
sobre la corrupción; “siempre trabaja en grupo y el Estado o el gobierno es el
mayor accionista”, junto con los poderes nunca se hace responsable por sus
actos, ante la sociedad de los llamados ciudadanos.
Se ha ensayado siempre saber y entender sobre
corrupción, pero la mayoría de las veces, se considera a la corrupción como un
problema únicamente subjetivo, ya sea por falta de ética o formación de los
“corruptos”.
Comienzan entonces, bajo esa premisa a crearse
las agencias y oficinas “anti-corrupción”, dirigidas, por el propio gobierno;
algunos envalentonados incluso prometen “corrupción cero”.
Los ciudadanos temen a la corrupción; si
alguien les pregunta si en la política hay corrupción no dudan en contestar que
sí.
Si le preguntan si el político es corrupto, la
afirmación sube de tono y de lenguaje. Hay más calificativos.
Ahí nos damos cuenta, estimados lectores, que
como ciudadanos, no sabemos realmente responder a la pregunta ¿qué es la
corrupción? Y mucho menos el cómo incide, en realidad, en el desarrollo de las
naciones.
Según la
TGC existen dos tipos de corrupción que se deben conocer para
tratar de llegar a comprender el fenómeno y mitigarlo; es tal vez el poder el
único que puede ayudar a bajar este flagelo, disminuyendo la ignorancia en
todos los poderes, según lo establecido en la fórmula universal: “Corrupción es
igual a poder sobre ignorancia”.
Es la única forma de encarar el problema con
objetividad, no con simples “cambios” en la percepción.
Ni el centro, ni la izquierda ni la derecha
pueden sobrevivir con el flagelo de la corrupción, que no tiene raza, nación,
ni religión partidaria, y tiene como único fin recaudar en contra del Estado en
perjuicio de los más necesitados del país.
En la democracia, llegar a defender al ser
ciudadano, es lo más difícil. A nadie se le puede exigir ni obligar, como
muchos pretenden hacerlo.
Mientras no exista capacidad para defender y
buscar, ante esa misma sociedad, lo más fácil seguirá siendo el autoritarismo o
el libertinaje; pero lejos seguirá estando el ser ciudadano. Esta lucha que se
instala para conseguir claridad, libertad y virtud para el ser humano, para el
bien común.
Todo comienza, comprendiendo las dos clases de
corrupción, la contra ley, y la intra ley. La pequeña y la gran corrupción.
Mis queridos conciudadanos, si logramos
disminuir la ignorancia, que es ocultación no falta de conocimiento, estamos en
buen camino para quitarnos ese mote de “país más corrupto de Latino América”,
cuando hacemos saber al mundo que la corrupción es universal y que el poder
debe empezar a hablar de bajar ignorancia para poder descender la corrupción.
No se trata de percepciones o encuestas; es una
realidad que debe ir develándose, para el fortalecimiento democrático.