"En democracia es
fundamental, una Constitución, que viene a ser la ley suprema del país, a la
cual todos, estamos obligados a cumplir".
Nadie puede alegar
superioridad, sobre lo que dispone la Constitución
Nacional.
Fácilmente, con solo ver
las noticias, nos percatamos de numerosos casos, de violación de la Carta Magna ; en nuestro país.
Ya sea por quienes mandan o por particulares, que buscan beneficiarse del
ambiente de injusticia; que según la
TGC , equivale a vicio e ignorancia. Esa es la corrupción
sistémica.
A todos nosotros nos
repugna, creo yo, el pisoteo de los derechos. Sin saber porqué suceden y qué
solución puede plantearse, en un país democrático.
Recalco la democracia,
porque normalmente, en aquellos Estados con alta inseguridad, los autoritarios
y totalitarios, utilizan a la
Constitución ; como un medio para esclavizar a la población.
Con fuerza y fuego, se
imponen leyes injustas y corruptas. La que manda es la corrupción sistémica,
sin posibilidad de que la población discuta y mejore su condición de vida.
El único argumento válido,
para esa gente, para esa ideología, que puede ser de izquierda o de derecha, es
la fuerza. Para imponerse y explotar, hasta ser desplazados, por un gobierno
verdaderamente democrático.
Solo con el conocimiento de
la Constitución ,
se puede exigir su cumplimiento a las autoridades. A través, por ejemplo, de
comisiones vecinales, asociaciones y sindicatos.
Pero, primero, tales agrupaciones,
también deben ser verdaderamente, democráticas.
Así pasamos de ser
ciudadanos observadores, a ciudadanos con poder de decisión; con voluntad para
conseguir lo necesario, para que se respeten los derechos de todos.
Como verán, el “curacionismo”,
no es una doctrina taxativa o que se deba imponer a nadie. Nace y se desarrolla
con la conciencia ciudadana, en libertad y democracia.
Busca que las personas
actúen con claridad, con libertad y con virtud. Sin violencia, para ir
superando paulatinamente, a través de esta curación social, este flagelo tan
temido, que es la corrupción sistémica, producto de la ignorancia y el abuso de
poder.
(Fragmento de conferencia “La
corrupción y la curación social”)