Hemos sido testigos de ofrecimiento y
reconocimiento de los salientes; de los renovados entrantes, en nuestro
peculiar Congreso, al estilo democracia de boca. Tan bien recibida por la
corrupción sistémica del Paraguay.
Acuerdos, aquí y allá. Donde hay intereses, a
favor de los amigos, en perjuicio del pueblo. Todo es gloria y alegría para los
congresistas: Hasta hubo quienes fueron más osados y prometieron buscar el bien
común, al servicio de la ciudadanía.
Mientras, se olvidan que entre ellos existen
varios con pasado corrupto, que deberían pagar primero sus responsabilidades
ante la sociedad, a la que supuestamente representa. Estos, ¿finalmente
lograrán zafarse de sus cargas? No pueden ser juzgados, claro, por un sistema
corrupto, que diferencia a los ciudadanos, entre los de primera y segunda
categoría. Todo en perjuicio del Estado, éste si es responsable subsidiario,
siempre.
Sinceramente, estamos cansados de la democracia
bucal, tanto en lo económico como en lo social, en el Paraguay.
Me pregunto: ¿Es posible patear contra la olla,
si uno está en la cadena corrupta?
Desde nuestro conocimiento, a través de la TGC , es imposible, ya que la
corrupción sistémica no pregunta si me gusta o no; si se quiere o no. Sencillamente
impone, y se debe cumplir. Por eso habíamos explicado que mientras no disminuya
la corrupción, ¿de qué progreso se puede hablar? En un país donde los propios
representantes, están muy cargados de este flagelo mundial y cuyos tentáculos
estamos queriendo hacer notar aquí en nuestra política nacional.