Un parroquiano de Pilar me explicaba: —“Las informaciones parecen aumentar la corrupción sistémica en el país”.
Según la TGC, la ignorancia está siempre en movimiento
dentro de los sistemas de corrupción, de modo a disminuir la visibilidad de los
hechos, por más publicidad o difusión que éstos adquieran.
El sistema democrático actual, para América Latina resulta
un tanto acelerado; al pasar las informaciones sin callar al pueblo los actos,
hechos o prácticas de corrupción sistémica, afectando a los poderes, está dando
mucho que pensar a la gente.
Por eso se llega a pretender afirmar que la información,
crea la corrupción, porque si no se supiera, ni siquiera existiría, al menos
políticamente hablando.
La corrupción es inseparable de la propia civilización, de
la naturaleza racional del ser humano. Nos gusta ver y esperar las
informaciones favorables a nuestros intereses; pero estamos construidos socialmente
para la crítica, sobre el proceder de quienes ostentan la vida pública, tan mal
usada entre conciudadanos.
“Aquí entre nos, la
claridad, la libertad y la virtud, cuesta porque la falta de ética, en los
servidores públicos, hace la norma y encima, esperan ser reconocidos, por esta
forma de llevar y manejar la cosa pública: confundiendo lo privado con lo público”—replicaba el demócrata pilarense.
“En nuestro país todo
falta, y ni qué decir de la cultura y lectura hacia la virtud”—sentenció.
Esta claridad objetiva en las informaciones puede ayudar al
país. El cuarto poder ya no simula la verdad, ni busca conseguir réditos para
sobrevivir.
Hoy estamos a la puerta de pretender destruir un marco
constitucional, tan importante en la lucha contra la corrupción sistémica,
movido por intereses personales, atentando contra todo principio básico de
derecho.
Los mismos interesados, disfrazados en bandos contrarios,
emiten informaciones tratando de confundir a través de la ignorancia, elemento
indiscutible al servicio del flagelo; en cualquier lugar del mundo.
Pero Latinoamérica está cada día más preparada, para vivir
libre y sin las ataduras de los dobles discursos, según la información.