El paro
Un parroquiano de Ca’aguazú me explica: “Estoy cada día más convencido de que el
llamado ‘paro forzoso’ sostiene a la corrupción sistémica en el Paraguay”.
Pese a su llamativo razonamiento,
cabe destacar que según la TGC, la ignorancia en la interpretación cae
finalmente, en todos los casos, en corrupción.
Al tratar las cuestiones laborales debemos cuidar de no caer en tal ignorancia,
para justificar el abuso jurídico y la
injusticia en cuanto al ejercicio pleno de los derechos, principalmente de
los trabajadores, que son el objeto central de la protección jurisdiccional.
Parece muy sencillo decir “paro
forzoso es igual a intereses parciales, de cierto grupo en detrimento del resto de la
población”: concepto general sugerido para la corrupción sistémica. Sin embargo, también deben considerarse las
razones específicas, que llevan a tales medidas
de fuerza, para aplicarles la clasificación de sistema de corrupción.
El “paro forzoso” se ha convertido en un común denominador de todos
los sistemas democráticos y sociales; que otorgan a los ciudadanos, organizados
o no, la capacidad de peticionar o
reclamar, como justa causa, un derecho o interés perjudicado.
La previsión social en América
Para nuestro país, tan golpeado y
manoseado en sus instituciones, los encargados de dar solución por medio de los
servicios públicos, son simples pasantes ocasionales, con discrecionalidad
funcional adaptada al grupo de poder de turno.
“Por
ello, los denominados funcionarios públicos, de carácter obligatorio, pero sin
ética ni respeto hacia un Estado de derecho, siguen tratando de convencernos
hacia el silencio y el acuerdo cómplice, como de siempre”—agregaba el
demócrata del interior, disconforme con los numerosos paros forzosos.
La situación del IPS, y la claridad
de la manifestación de sus funcionarios, obliga a los responsables y el
gobierno a sanear la institución: fundamental para la seguridad social de todo
el país. En caso contrario, las leyes sobre la materia serían inertes, y se
deduciría una intención manifiesta de destruir
toda forma de estructura estatal que garantice la previsibilidad del sistema
económico-laboral. Un retroceso inconstitucional, para los fines de nuestra
nación.
Pero en la práctica, los directos
perjudicados de hoy y de mañana, serán los trabajadores, aportantes
obligatorios y compulsivos, que sostienen
al gigantesco aparato previsional, que ha sido el botín de cada gobierno.
Cuestión jurídica fundamental
El derecho laboral en cualquier lugar del mundo civilizado, que no tenga
buenos defensores, tanto públicos como privados, es pasto de cultivo de la
corrupción sistémica.
Toda Latinoamérica y sus habitantes
obreros, fueron y son, hasta la fecha forzados
a renunciar a sus legítimos derechos, a la sombra de la gran corrupción
sistémica, al acomodar la interpretación
de algún derecho, en contra de los principios de carácter universal:
obligando a los empleados y obreros a las medidas
de paro forzoso, ante la responsabilidad social del país.