La ideología del
estado
Un parroquiano del Bañado Sur, allá cerca de Cateura, me pregunta:
—“¿La corrupción sistémica sostiene un
estado general en las instituciones?”.
La TGC, explica que la ignorancia en movimiento constante,
que se traslada por las estructuras de poder, es la que da vida a la corrupción
sistémica.
El Estado de derecho en el Paraguay, con práctica
democrática, está mostrando hasta donde está avanzando la corrupción sistémica,
con un carácter que abarca prácticamente
todas las reparticiones funcionales del Estado.
Los ideales de un
pueblo
Frente a tal situación, se encuentra la ideología de la
claridad, la libertad y la virtud, para el bien común; una contrapartida
natural e histórica de nuestro pueblo.
Según la Constitución Nacional vigente, no existen privilegiados ante la ley. Bajo esta simple premisa, de
equidad, más que de realidad, los gobernados comienzan a cuestionar las
actuaciones de los hombres públicos y pedir que se haga cumplir la ley, sobre
estos mismos responsables; para devolver credibilidad a la ciudadanía, en busca
de la mentada justicia: muy ausente
hasta hoy, detrás de los hechos, actos y prácticas corruptas en la administración
de todas las cosas públicas.
—“Tan manoseadas están
las instituciones en la salud y la educación, tanto de parte del IPS como de
los demás, manejadas como caja chica y ampliación del sistema de duplicación de
cargos que solo benefician a una élite”—decía el ciudadano asunceno.
Tradición paraguaya
En nuestro país, estas prácticas ya forman parte de la costumbre. Tampoco los “dueños”
de los altos cargos de los poderes, respetan la ética, aún cuando sean los encargados de desentrañar la ley, para
todos, como funcionarios públicos.
Tal estado general va desanimando y llega al límite, de que hoy, justamente aparecen penalizados los
denunciantes, en algunas instituciones no deliberantes, lo cual es
peligroso, según lo afirman los propios parlamentarios.
La multiplicación desmedida del flagelo, nos está
demostrando una realidad, que sustenta este principio de ciencia (TGC): que el solo hecho de prometer castigo o
imputación para los corruptos, se está convirtiendo en una burla a la
inteligencia de los ciudadanos, porque ninguna
medida subjetiva, puede probar hechos objetivos, en derecho. Y esa es la
aclaración central del estudio sistémico
denominado teoría general de la corrupción.
Enseñoreada en los tres poderes del Estado, sin respetar
cargo, raza, nación o religión, está la corrupción sistémica, que se convierte
en estado general de cosas, por la
ocultación y confusión promovida por medio de la ignorancia.