Me decía un parroquiano del Alto
Paraná: “Asunción parece estancada en el
tiempo, con sus administradores muy distraídos a favor de la corrupción
sistémica”.
Según la TGC, la ignorancia en
la ocultación del poder, se confunde fácilmente con la transparencia, como un
signo aparente de buena gestión.
La manifestación de los vecinos
en la crítica, construye la buena democracia; con la cual el pueblo se está
comenzando a convencer e identificar. Una razón para vivir en un Estado de
derecho, con libertad de ideas y pensamiento: para festejar con orgullo este 15
de agosto, exigiendo a sus representantes electos.
Tampoco pasó inadvertida la
visita de la vecina del Río de la Plata: con la cual haciendo de patrona, se ha
construido hasta un “monumento” a la
corrupción sistémica, a costa de la sangría del pueblo guaraní.
Lo cierto y patético, es que el
país está acostumbrado, por sus administradores, a vivir en una farsa política,
sin otro objetivo más que la comida y la bebida. Distracción que favorece a los
sistemas de corrupción.
Estamos preocupados, me decía el
poblador paranaense, “por la situación real
de los atrasos en el pago de la deuda de Yacyreta”.
La cortina de humo de la
mandataria, al confirmar su condición hacia nuestro país, no hace otra cosa que
mostrar de cuerpo entero la verdad de nuestra relación internacional, con el
vecino país. Pese a que haya tanto o mayor acercamiento comercial.
La administración pública en
Paraguay, siempre ha conllevado alta corrupción, por que los encargados de
dirigir las instituciones confunden lo privado con lo público y al final, no
existen responsables. Pero siempre se fijan metas a corto y largo plazo, a
costa del dinero público. Total cinco años llega pasan rápido, la gente olvida
y nadie saldrá juzgado por la lenta Justicia.
Los créditos rimbombantes, a
largo plazo, serán una vez la prueba testifical de la ignorancia de los
administradores ante un pueblo sin preparación.
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