Base en valores
Un parroquiano de Alberdi
me dice: “Necesitamos valores cívicos
para combatir la corrupción sistémica”.
Según la TGC, la ignorancia
en movimiento cambia toda ley a favor de los poderes, en las decisiones y
el accionar dentro del ámbito
público.
Ya la ética y el sentido subjetivo no pueden solucionar
un problema de carácter eminentemente
objetivo; cuyo fin principal es recaudar
para la estructura, mantenida en sistema, pero sin importar la calidad de los sujetos.
El valor cívico, puede ser considerado como cualidad necesaria, en los más altos exponentes de toda función pública; cuyos atributos garantizan la fe de los
ciudadanos en su gestión.
Alteraciones y
democracia
Por esta misma razón cuando estos hombres públicos son indiciados, con irregularidades en los manejos de los bienes estatales, surge la duda y la falta de credibilidad social;
debilitando con ello a la institución misma, la seguridad y la administración de justicia.
Esta claridad, libertad y virtud nos permite a través del
cuarto poder, valorar la democracia de
acción y pensamiento, con un Estado de derecho, que puede ser comprendido,
y con la reacción suficiente para castigar a los responsables de los actos,
hechos y prácticas corruptas en el país.
Claridad
“Los simples ‘informes
transparentes’, que justifican descomunales faltantes en el erario público; impidiendo la
penalización, amparados en la amistad o el vínculo
partidario, da como resultado carencia de justicia”, afirmaba el demócrata
alberdeño.
Los administradores
del país y sus instituciones, a lo largo de nuestra historia reciente, han
demostrado falta total de valores cívicos; de respeto al bien común, creando un festival
de inseguridad en la población, perjudicando a jóvenes estudiantes, en su presente y futuro.
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