La corrupción y el engaño

Días de agosto

Un chacariteño muy preocupado me dice: “¡Qué engaño nos traen nuestros políticos, todos parecemos para ellos pasto de la corrupción sistémica!”.

Según la TGC, el poder, al no bajar la corrupción sistémica, hace decaer la fe pública; a favor de los administradores sin escrúpulos.

Esta claridad les juega un papel muy gravoso a un Estado de derecho, ya que lo prometido en la democracia de verdad, debe ser cumplida; por un político, para levantar a la gente en su deseo de mejorar. De lo contrario, se consideraran engañados en nombre de la política.

Soluciones parciales

“Aquí los políticos todos los días traen soluciones bajo el brazo, pero priorizando siempre su propia conveniencia. Eso es evidente”, insistía el asunceno.

La necesidad económica siempre prima en el país, y la política es el mejor caldo de cultivo, para los aficionados sin ética y decoro ante la dignidad humana.

La corrupción sistémica, está formada; y desarmarla como un hecho social, de carácter nacional e internacional, no es fácil. La fórmula axiomática de claridad, libertad y virtud, hasta hoy está en el cajón de los propios parlamentarios del Paraguay.

Y el pueblo espera la benevolencia de sus hijos, en pos del progreso. Por eso, fácilmente, el engaño surte su efecto en la población, con la inseguridad, los gatillos fáciles y las chicanas jurídicas.

Sistema económico

“Todo a la orden del día y de la chequera, en todo el barrio, en todo el país”, repetía el parroquiano.

Muchas veces esta situación de inestabilidad de la población, hace surgir las ganas de suspender hasta el Estado de derecho, a los dirigentes en tal o cual lugar, creyendo que así, se puede superar esta vorágine social en el país.

Convivimos con el engaño constante en todas las instituciones públicas, así como en las híbridas como el IPS, que sigue siendo el calvario de los trabajadores; tanto así, que algunos dicen que solo sirve para ir a retirar su certificado de defunción, en este día de la guarania, signo del Paraguay sufrido y de la Chacarita.