La antigua paradoja
“Producimos alimento suficiente para dar de comer al mundo entero
durante medio día; pero con una corrupción galopante que devora a la gente”, me
dice un parroquiano de Ca’aguazú.
Según la TGC, la ignorancia en movimiento consume y
destruye a todo un país, nación o
imperio, justamente a través de la corrupción
sistémica, constituida en estructura de poder constante.
Nadie puede negar la importancia del capital y los progresos obtenidos a nivel global, con su
implementación a la producción a gran
escala. Pero, seguir utilizando sin control, un sistema subvencionado que solo privilegia
a un mínimo sector de la población; sector, que, pese a esa gran ayuda que le presta el Estado,
hace lobby para seguir aprobando leyes
laborales que reducen a la nada la dignidad y los derechos de los trabajadores.
Así es como la explotación
continua a causa de los incumplimientos, y la nula sanción por la Autoridad Administrativa del Trabajo.
Quiénes pagan
“Como resultado, muchos no comen durante medio día; ya sean niños,
campesinos o ancianos, así como los pueblos originarios. Mientras un
grupúsculo, tal vez un 2 % de los habitantes come mucho más de lo necesario al
día”, comentaba el ca’aguaceño.
Los que más sufren son los jóvenes, movidos por la propaganda populista de carreras, becas y
ofrecimientos, sin otro objetivo más que acallar a los olvidados educadores, testigos de los “niños sin medio día”, en casi
todas las escuelas rurales y originarias, las cuales están rodeadas tal vez de
la “abundancia” sin límites que produce el país; pero muy vedada a la clase más necesitada.
“Tal vez sería más justo producir por y para el momento que vive cada campesino y su familia; que pensar rellenar proyectos de economía social que solo disfrazan un capitalismo de Estado, rapaz y corrupto, sin otro objetivo más que
la permanencia en el poder a través de la necesidad”.
Tradicionalismo seudo-socialista
Nuestra democracia
nos abre una ventana, con muchas posibilidades de expansión mundial, de hacer
conocer la verdad sobre los actos, hechos y prácticas de la corrupción
sistémica, por medio del cuarto
poder, el cual es, hoy por hoy, prácticamente el único testigo calificado de muchos indigentes.
Aún teniendo la superproducción
y posicionamiento mundial privilegiado como granero de potencias, la especulación
sigue siendo la financista esencial de tales logros, por medio de la
acumulación y el alza de precios indiscriminada, de productos de la canasta
básica; ya sea de manera directa o en los impuestos aplicados al consumo.
Así es como se carga
a la espalda de la gran masa de paraguayos, que paga calladamente, la gran vida de los partícipes del contubernio “público-privado”, amparado
por los tradicionales y los seudo-socialistas,
para tomar al menos medio día de poder
y mostrar un supuesto progreso sin ninguna razón de bien común.
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