Ética democrática
Me explicaba un parroquiano
de Pilar: “A la ética no se puede
engañar en los “conflictos” de la corrupción sistémica a nivel nacional”.
Según la TGC, todo poder
usa y abusa de la ignorancia social, cuando no encuentra oposición jurídica con fundamento.
Nuestra democracia cada
día se vuelve más interesante, al aparecer los conflictos; por los cargos públicos muy poco claros, en todas las instituciones.
“Algunos un tanto por pasarse del ‘chico listo’”, insistía el pilarense.
Pero Eureka, de repente hasta
a la ética piensan engañar, asegurando que jamás han participado en los actos, hechos y prácticas del flagelo
número uno del siglo XXI.
Prueba social
La dura realidad demostrada por la claridad, libertad y virtud, está demostrando a los encargados de las instituciones, que si
están acusados de algunos conflictos
relativos a la corrupción sistémica, lo mejor debe ser renunciar, ya que la ética, nunca se puede cambiar ante la
opinión pública; así sea en cualquier país del MERCOSUR.
Nosotros somos los menos impresionables ante los discursos callejeros: hemos sido
violentados desde la colonia hasta la fecha; para beneficiar a las metrópolis, sin poder hasta hoy salir
adelante a favor del pueblo, tan golpeado y encadenado a la orden de la
ignorancia sin fin.
“Latino América
vive muy mal como resultado de la corrupción
sistémica, incluso ahora, es invadido hasta por el famoso “pokemon”, tan
popular como el flagelo en la región”, me refirmaba este demócrata del sur un
tanto preocupado.
Un nuevo criterio de
justicia
Es hora de separar lo subjetivo y llevar al campo de lo objetivo,
la gran responsabilidad de los autores y
partícipes de los actos, hechos y prácticas gubernamentales, del presente y
del pasado, que pudiesen formar parte de un sistema de corrupción.
En caso contrario, seguiremos teniendo defensas que
argumentaran la “ignorancia deliberada”,
cuyos responsables aún siguen en las respectivas cámaras de los poderes,
aplazando con sus influencias y
componendas sus respectivos juzgamientos.
Esa línea retrógrada, al parecer solo sigue en el Paraguay,
ya en el “más grande del mundo”, ni
los juegos olímpicos aplazan los
procesos en curso, de modo a concluir la responsabilidad de los acusados ante
el país.
“La justicia nos
gusta, porque la corrupción es una muy terrible enfermedad social”, concluía el
pilarense.
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