Un gran saludo al
pueblo del Perú, en el día de la santa patrona de Latinoamérica, Santa Rosa de
Lima.
Responsabilidad
compartida
Un parroquiano de Alberdi me explica: “El Estado y su gabinete, son responsables de toda corrupción sistémica”.
Según la TGC, la ignorancia tiene grados y las
responsabilidades emergentes deben estar acordes a la norma constitucional, de cada país.
La claridad, la libertad y la virtud, son muy contundentes
en este punto, estableciendo los grados de ignorancia; para determinar objetivamente:
los actos, los hechos y las prácticas de la corrupción sistémica, en cualquier sistema político, y con mayor razón, en
el caso de nuestro país, donde por mandato
constitucional (Art. 106 C.N.), en concordancia con los convenios internacionales, aprobados y
ratificados, en todos los sistemas
democráticos del mundo.
Ignorancia y derechos
humanos
Estos valores tienen su origen en los derechos humanos universales, y los relativos, específicamente a la
lucha anticorrupción.
Este parroquiano considera responsable a cualquier
funcionario público, uniformado o no: por hechos,
actos y prácticas cometidas en su función; arguyendo ignorancia en su
defensa ante el Estado.
Al saber leer y determinar, por medio de la TGC, los grados de la ignorancia, nadie
puede alegar tal cosa, cuando de función
pública se trate.
La función estatal o de gobierno, puede ser manejada por “gabinetes”, siendo el conjunto,
responsable de cualquier abuso de derecho, cometido por desconocimiento,
ignorancia u otros atropellos al orden público, aunque se proponga como excusa
un supuesto cumplimiento, utilizando sus influencias.
Primacía del derecho
El Estado de derecho garantiza, contra estos abusos, en una
democracia de verdad: de acción y
pensamiento, tan fácilmente, capaz de ser usada en los poderes; pero sin
respetar los principios constitucionales.
Así es como el deber de conocer, es reemplazado por la
ignorancia deliberada, arguyendo la necesidad perentoria. Naciendo así lo que
la gente llama injusticia social: que no es otra sino la corrupción sistémica en
acción, dentro de un Estado y llegando incluso a la impunidad, mal de toda Latinoamérica.
Por eso a muchos les parece que primero en gravedad está la
impunidad y después la corrupción; por falta de lectura tal vez, y actualización sobre este principio de
ciencia, siempre muy útil en la ayuda del “gabinete” de turno.
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