Ambos partidos, que lograron polarizar finalmente a sus respectivos jugadores como los "únicos", se ponen de acuerdo en la "idea" de campaña. Esa idea, que no es pensamiento sino instinto hecho argumento fatuo; la idea central, no dicha con precisión, pero argumentada con ficción, eso es la corrupción nuevamente.
Mientras hablan de combatir la pobreza esperan que la gente confíe en ellos solo porque son mejor que el otro, o peor aún, que no son como el otro.
A la polarización se sumaron los demás equipos, que ante las ansias de llegar al poder, establecen un telón de fondo perfecto para la confirmación de los pre-resultados electorales.
La corrupción como centro
Aún cuando el Estado deje de ser el botín político-económico de los candidatos y el de sus allegados inmediatos, la corrupción sistémica, entendida como algo variable en sus formas pero permanente en sus elementos esenciales, seguirá siendo el centro de la actividad política; y la que, negativamente, genere finalmente la acción para el bien. Que en política funciona siempre por reacción.
Una ideología breve y concisa, el curacionismo, queda traslúcida en la recta final de esta campaña.
El mensaje
Ya varios expertos coinciden en el punto de inflexión crítico en que nos encontramos en Paraguay, pero depende de nuestra cultura y convicción para que sea aprovechado hacia el futuro.
Al votar, curamos.