Esta sexta elección en la era democrática no nos viene a impresionar pero sí a renovar los principios que han sustentado el avance de nuestra patria.
El Paraguay ha buscado desde sus orígenes el saneamiento estructural y espiritual, mediante su sistema legal, sus costumbres y la difusión social.
Hoy más que nunca votaremos porque el proceso de curación social para el desarrollo se siga consolidando, lo cual no significa estatizando o paralizando. La participación en las urnas consolida ese proceso a través de la sensación de legitimidad para los que resultaren electos.
La curación social en democracia
El país está en su punto crítico, debe ir caminando para quitar sus propios estigmas con su medicina fundamental: su pueblo. Un pueblo altamente ciudadano pero que necesita que se logre un acuerdo común sobre lo que es y debe ser en realidad, no conforme a los intereses, el Paraguay.
La curación social en política no es otra cosa sino la disminución progresiva de la corrupción a través de la participación popular, tanto en el sufragio, como en el conocimiento de los negocios públicos.
Para esa comprensión, hemos generado, construido y expuesto la primera "Teoría General de la Corrupción", a nivel mundial, publicándolo en un libro y a través de Internet.
Luego de la teoría completa de lo que es el objeto de nuestra política, como país y como movimiento, se origina la doctrina curacionista, la primera auténticamente nuestra, y sobre la cual iremos construyendo el país, independientemente de las banderías o particiones políticas.
El desafío para las autoridades electas ya está instalado desde hace más de 10 años, el procedimiento, los métodos están trazados, solo resta la acción colaborativa entre todas las fuerzas vivas para hacer de nuestra patria una gran nación.