Bienes públicos
Un parroquiano del Alto Paraná,
medio ofuscado afirmaba: —“El conceder de
los “chicos listos”, a favor de la corrupción sistémica, se hizo costumbre,
cuando de bienes y servicios públicos se trata”.
Según la TGC, todo poder es y
será corrupto, cuando no baja los niveles de ignorancia, que es materia prima
para que exista corrupción, principalmente la sistémica, que puede verse en
contratos, concesiones y derechos del dominio público, cedido a los
particulares, para el lucro.
Una vez más, tenemos que repetir
a la gente, sobre la imposibilidad de que los negocios públicos se realicen en
forma adelantada, prescindiendo de los plazos legales y los vencimientos. Así
es como se pretende hacer pasar “gato por liebre”, en la administración del
Estado.
Principio de derecho público
Lo que no está expresamente permitido, está prohibido en el derecho
público; principio de legitimidad, como requisito indispensable para la
validez de los actos jurídicos del poder político.
Al tratarse de una concesión,
justamente, se tiene en cuenta el término del contrato, como posibilidad para
la realización de mejoras en obras públicas,
a cambio del usufructo temporal de una empresa privada. Pero, cuando la
inversión no estuvo acorde con el extenso plazo de concesión otorgado, se devuelve al estado su dominio sobre el bien público, en las mismas o peores condiciones.
Actuar, desde el poder público,
extendiendo plazos, para supuestas inversiones, dejando de lado lo
estrictamente permitido en derecho, hace caer en ignorancia lo acordado, constituyéndose en abuso de derecho,
pasible incluso de nulidad en la cuestión.
El sistema
Estos abusos, pergeñados entre
correligionarios, amigos y parientes, llevan directamente a confirmar la carga
de este flagelo, al tratar de imponer concesiones adelantándose por años a la
fecha de finalización de los contratos.
Nuestra democracia, de acción y
de pensamiento, nos obliga a pedir, sea corregida semejante barrabasada
jurídica sobre un servicio público de vital importancia para el país;
nuevamente encadenado al estilo de “trato
apu’a”.
El demócrata paranaense repetía: —“Debe bajar a 20 años el contrato y esperar
se cumpla la fecha para un nuevo contrato, si en verdad se respeta la ley en
nuestro país”.
La exigencia para los ciudadanos
de cuidar de las cosas públicas, es siempre sinónimo de verdadera democracia;
ya que es la única manera de buscar mejorar el país con claridad, libertad y virtud.
La Constitución y los Actos
“La experiencia de los actos, hechos y prácticas de estos
concesionarios, parece que da mucho”— afirmaba un parlamentario—, “y ahora se le ha ampliado sin haber llegado
a cumplirse el término, de vital importancia; dando muestras de una falta total
de respeto por la legalidad y respeto hacia los bienes públicos”.
Esta práctica ocurre en todas las
instituciones demostrando, falta de interés hacia el bien común.
“Pero a todo esto le tenemos que sumar el deseo de pedir la violación
abierta de la Constitución, pretendiendo la reelección por medio de una enmienda”—decía
el hombre del Este.
La sombra de la corrupción
sistémica siempre busca penetrar en las democracias, por medio de las
concesiones indefinidas y obscuras en sus términos.